El nombre del Dr. Jesús Sánchez ha saltado a los titulares de todos los periódicos del país, y no es por ningún avance científico que le vaya a valer la nominación para el Pulitzer, sino por acompañar, fuera de su jornada, a una niña terminal a someterse a su eutanasia. 

Actualmente, Sánchez está en la unidad de paliativos pediátricos del Hospital de Cruces y ha sido sancionado por Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) por permanecer con una paciente de 4 años hasta su fallecimiento, excediendo su jornada laboral con una "falta leve". La niña era paciente de la unidad de paliativos pediátricos donde él trabaja y a la que atendía desde hacía tres años.

"Lo único que hice fue estar con la cría y con su familia. Es nuestra obligación estar ahí". "La niña era mi paciente, una chiquitina de cuatro años que llevaba tres con nosotros. Estaba en una situación de agonía. Sufría mucho, y su familia también. Los padres me pidieron que estuviera allí y me quedé con ellos".

La intervención de este pediatra de cuidados paliativos se produjo en el contexto de la eutanasia pediátrica: “Nos dijeron que si ocurría algo no tendríamos cobertura legal”. Lógico, y es que la ley de eutanasia es tan inhumana que, aunque los límites burocráticos de la atención médica y el compromiso ético de los profesionales entren en debate, la realidad es que un médico, fuera de su horario y sin supervisión hizo uso de recursos públicos para asistir a una niña en su proceso de eutanasia. 

Pero Sánchez cuenta con Moni García, antes médico, después diputada de la Asamblea, ahora ministra y siempre madre, que ayer martes durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, aseguró que "cualquier profesional que se digne de serlo acompaña a los pacientes hasta el último momento, hace todo lo posible y pone todos los recursos necesarios".

Además, ha subrayado que su ministerio va a "seguir" impulsando todos los protocolos y medidas que lleven consigo la "muerte digna" y el acompañamiento en el Sistema Nacional de Salud (SNS), que "no solamente cura, no solamente trata, también acompaña, apoya y cuida" y da muerte, evidentemente. 

Y cuidado que el apoyo no es baladí, ¿qué pasa si un miembro del personal sanitario comienza a matar a pacientes con la excusa de que es lo que ellos querían? Puede hacerlo fuera de su horario, de su centro sanitario y sin supervisión... 'ancha es Castilla'.

Insistimos: se empieza permitiendo la eutanasia sólo en casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables.