Lo más importante en una sociedad, al menos en mi opinión, es que se sienta segura y que sea el gobierno quien procure esas garantías. La seguridad de la sociedad es la seguridad individual colectiva, es decir, no la que unos u otros puedan procurarse por su posición socioeconómica o sus prebendas particulares por profesión o estatus. La política de un país debe atender a sus fronteras y a los individuos en su conjunto con políticas realmente útiles y no por una especie de manto asfixiante que evita que los ciudadanos puedan moverse libremente en función de sus derechos individuales.

En los últimos años en política sucede todo lo contrario. La política no es social, sino una especie de acuerdos de poder entre partidos que les proteja a ellos como políticos y se asienten en el poder por el máximo tiempo posible. La ruptura de España es real, troceada por las autonomías que nadie respeta en su conjunto es la nación española. Rota muy especialmente por los nacionalistas, que se aprovechan de la ley para sus propios intereses y que fracturan la seguridad nacional de sus propios ciudadanos, cuando van de un lugar a otro por motivos de idioma, seguridad social e incluso educación escolar. También las decisiones tomadas sobre inmigración cuando se toman las fronteras como algo irrelevante, provocando un disturbio social que algunos justifican por mera solidaridad humana del hombre por el hombre, sin tener en cuenta al daño al bien común que genera una inmigración desordenada e ilegal, sobre todo por el agravio comparativo que supone a los ciudadanos cuando ven que sus derechos, pagados a precio de oro a través del fisco, son ninguneados por otros individuos que no cotizan pero sí reciben privilegios que jamás tendrán como españoles, quizá por el simple hecho de ser españoles. También las políticas relacionadas con la salud que, debido a la crisis pandémica, han desatado no solo el caos, también la manipulación de la información mintiendo de forma tan deshonesta, haciendo uso de los recursos estatales y comprando los privados, como a ciertos medios de comunicación, para implantar en la sociedad un estado dictatorial de terror del que todavía muchos ciudadanos no consiguen deshacerse.

Tal es la pretendida y osada postura de proponer lo del ministerio mundial de salud como que la ministre decida que la ley del aborto gestione las listas negras de los médicos que, por objeción de conciencia, no quieran matar seres humanos en los vientres de sus madres, es decir, provocar abortos

En este estado de las cosas, las últimas leyes salidas de mano de Irene Montero y las propuestas de los globalistas para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se convierta en el ministerio de sanidad mundial global a la que los gobiernos debieran plegarse, sabiendo que quien dirige tal organización es Tedros Adhanom Ghebreyesus, que no es médico,solo un inmunólogo con formación básica en biología. El currículo que precede a este individuo de poder global es más que dudoso, cuya información corrobora la base de datos global del terrorismo, pero que fue puesto a dedo entre otros por su padrino Bill Gates. Pero tanto la ministre como el político etíope son piezas de un tablero de ajedrez mortal del poder global y que, la una como peón y el otro como alfil, hacen los papeles que les corresponden. Su felonía, sus torticeras aportaciones y sus delitos de odio hacia la humanidad (por sus frutos los conoceréis) les llevarán en un futuro que no sé si llegaremos a ver, hasta un tribunal al más puro estilo de Núremberg.

Tal es la pretendida y osada postura de proponer lo del ministerio mundial de salud como que la ministre decida que la ley del aborto gestione las listas negras de los médicos que, por objeción de conciencia, no quieran matar seres humanos en los vientres de sus madres, es decir, provocar abortos. Pero no es que Montero sea una lista perversa, solo hace lo que le han dicho en la ONU que haga, organizar informes por países de los médicos, personal sanitario o profesionales influyentes en la sociedad que estén en contra del aborto, las leyes de género y el feminismo de cuarta ola. Cuando se pretende violar la objeción de conciencia, realmente se viola la libertad más íntima del ser humano, y de ahí para lo demás está todo hecho.

Encontrar amparo en el ofrecimientos del aborto, la eutanasia, la destrucción del sexo por el género o la lucha antihumana como es el feminismo radical, es propio de la desesperanza y el sin Dios de la sociedad

La constante batalla cultural y la contra batalla cultural está más viva que nunca. Cuando ciertas minorías hablan de tener derechos, en realidad lo que están exigiendo son privilegios. Solo se puede comprender  que las propuestas posmodernistas sean atractivas para la sociedad desde la deshumanización del individuo. Encontrar amparo en el ofrecimientos del aborto, la eutanasia, la destrucción del sexo por el género o la lucha antihumana como es el feminismo radical, es propio de la desesperanza y el sin Dios -no como expresión, sino como literalidad- de la sociedad. Es un enorme vacío existencial que le lleva al indiferentismo y la negación de uno mismo. Políticas de muerte, de caos, de aislamiento, de sociedades segregadas y rotas, y la razón corrompida.

Cuando las sociedades modernas dieron el paso a legalizar el aborto, se abrió la puerta a la cosificación de la persona, lo convirtieron en un producto de conveniencia, es decir, un producto de consumo con derecho a devolución. Lo que llega después es la consecuencia lógica, si se puede matar en el vientre de una madre a un inocente porque no conviene, también se puede matar al viejo o al enfermo porque conviene. Si desconoces la realidad de tu vida y el valor de tu sexo, es fácil reducir tu existencia a un género esquizoide, manoseable e intercambiable para alcanzar los bajos deseos a corto plazo, porque realmente no creen en ellos mismos y les da igual Juan que Manuela, nunca mejor dicho.

Cuando las sociedades modernas dieron el paso a legalizar el aborto, se abrió la puerta a la cosificación de la persona, lo convirtieron en un producto de conveniencia, es decir, un producto de consumo con derecho a devolución

Rompiendo el silencio ( Libros Libres) de Esperanza Puente. Los síntomas de la mujer que ha abortado varían, desde una depresión leve hasta pensamientos suicidas, y podría también estar asociado a otros comportamientos emocionales como trastornos alimentarios, abuso de alcohol y drogas, y autocastigo. Millones de mujeres han tenido abortos solo para descubrir un dilema emocional que no se va. El Síndrome Post Aborto puede afectar tanto a hombres como a mujeres

La diferencia prohibida (Ediciones Encuentro) de Tony Anatrella. ¿De dónde viene el que nuestra sociedad valore tendencias sexuales parciales hasta querer inscribirlas en la ley? ¿Por qué deplora la falta de puntos de referencia que ella misma ha contribuido a hacer desaparecer? No hace muchos meses, en plena campaña electoral, Nicolás Sarkozy aludía al famoso Mayo del 68 en uno de sus discursos: “El 68 nos ha impuesto el relativismo intelectual y moral. Son los culpables del capitalismo sin escrúpulos y de la destrucción de la ética. Propongo a los franceses acabar con los comportamientos e ideas del 68”. Lo cierto es que Mayo del 68 supuso una auténtica revolución en el terreno de los afectos y de la sexualidad.

Crisis Global. El fin de una era (Esaveprint) de Manuel Galiana Ros. Un libro sobre la gran crisis mundial anunciada hace bastante tiempo en todos los campos de la actividad humana. Se hace necesario un cambio profundo a nivel de la economía y de la política general. El objetivo de este breviario sobre la crisis global y sus consecuencias es «concienciar a aquellas personas que quieran ahondar en el conocimiento del por qué están sucediendo recientemente acontecimientos y fenómenos inusuales, cuáles son sus causas y sus más probables efectos».