
Escucho a Lydia García, de la Asociación feministo-jurídica Themis, a cuenta del exageradísimo y manipulado caso Jenni Hermoso: "Basta con que la víctima -o sea, la mujer, que el hombre nunca es víctima- se sienta intimidada para que se pueda hablar de coacción". Y saben de delito de coacciones, de agresión sexual.
Ya saben: otra derivada del curioso principio de que el hombre es un demonio y la mujer una santa, de que el varón siempre es violento con la mujer y la mujer jamás con el varón, de que sólo existe la violencia física y el resto de violencias no existen... salvo si el agresor es hombre, entonces también golpea a la mujer... psicológicamente.
Ahora bien eso de que baste con que la mujer se 'siente', del verbo sentir, maltratada para que el hombre sea culpable o condenable, me parece un poquito peligroso. Me parece un paso más en esa enorme mentira interesada que es el feminismo. Porque claro, cuando lo que impera es el sentimiento, entramos en la injusticia personal, social y política. Con la subjetividad como justicia y los sentimientos como norma, mal vamos. Es como si encumbras a la intuición femenina al rango constitucional.
Jenni se siente muy mal: condena a Rubiales.Elisa Mouliaá se siente acosada por Íñigo: condena para Errejón. Es más, no te atrevas a preguntar a la víctima para saber si dice la verdad, porque eso es re-victimizarla. ¿acaso no importan sus sentimientos, su sensibilidad?
Estamos ante otra muestra de pensamiento invertido contemporáneo: primero se decide la conclusión (el hombre siempre es culpable, la mujer siempre inocente, el hombre miente siempre, la mujer nunca) y luego se buscan las premisas para llegar a esa conclusión. Y recuerden que de todos los pensamientos invertidos, el más grave sigue siendo la Blasfemia contra el Espíritu Santo, la marca del siglo XXI, donde le bien se convierte en el mal y el mal en bien.
Pues lo de la feministas caraduras, igual: no ofendas los sentimientos femeninos: aunque se trate de una mentirosa compulsiva y esté destrozando la vida de un varón con falsedad o con calumnias que enaltezcan su ego, ni se te ocurra ofender los sentimientos femeninos. Bajo pena de cárcel.