Nada más adecuado que en estas fechas para hablar de muertos vivos y triunfantes, que no de muertos zombis, que como dice el sacerdote y exorcista Javier LuzónHoy ya no es el culto al dios de la muerte sino, directamente, el cumpleaños de Satanás, que es como se celebra ahora. Y añade: No es una cosa inocua e inocente. La misma simbología de muertos, calaveras, monstruos... representa a esos seres que iban a atacar en el pasado. Se inculca a los niños el tema del terror y la muerte de forma mal enfocada. Puede ser grave y puede tener repercusiones.

Hecha esta introducción que quizá muchos tildarán de exagerada, apocalíptica o metemiedos inútil, porque Halloween es una fiesta divertida para niños y mayores, yo prefiero hablar de nuestros muertos, aquellos que han dejado sus huesos en la tierra y se han ido a los brazos de Dios, de un Dios salvador, bueno, amante, dador... Un Dios que espera paciente nuestra llegada y que durante nuestra vida terrena, ha salido en tantas ocasiones en nuestra búsqueda, que quizá de la mayoría de ellas no hemos sido conscientes. Pero mientras la Iglesia Purgante disfruta de una dolorosa esperanza, y nada puede hacer ni por ellos mismos ni por nosotros, nosotros bebemos y comemos, reimos y dedicamos nuestros escasos recursos humanos a olvidanos de su existencia, y eso amigos míos está mal. No sé, es como una traición al amor, es pasar a mármol aquello de El muerto al hoy y el vivo al bollo.

Yo prefiero hablar de nuestros muertos, aquellos que han dejado sus huesos en la tierra y se han ido a los brazos de Dios

No hablaré de la Iglesia Triunfante que acabamos de celebrar dichosos, porque en el fondo ya nada necesitan de nosotros, más bien es al revés. Y ni que decir tiene que tampoco lo haré de los que han sido condenados al estrepitoso silencio del vacío de Dios por toda la eternidad que eso es el infierno y no otra cosa. Hablaré de los que en el fondo hacemos un equipo bueno y poderoso que somos la Iglesia Militante y la purgante. ¡Qué pena que el recuerdo de nuestros seres queridos -padres, madres, abuelos, hermanos, hijos, amigos...- se reduzca a un día al año! en muchos casos el primer año, y en cada vez más casos nunca. La iglesía purgante, que en principio son todos los seres humanos fallecidos, excepto en los casos en los que la Iglesia se ha pronunciado, canonizándolos y puesto al servicio de todos nosotros para tener la certeza de que sí, de que es posible santificarnos por el Señor nuestro Dios, por los hombres que nos rodean y a la sociedad que nos ha tocado vivir.

Muchos pensarán entonces que para qué rezar si desconocemos quién está o no en el purgatorio, ya que unos pueden estar salvos y otros en el pozo oscuro de la condenación y no necesitan de nuestros rezos. Pues sirve y mucho, porque Dios no hace nada en vano y de las oraciones no se pierde ni una, todo va a parar al lugar donde más se necesite. Me gustaría puntualizar que el sufrimiento de las almas en el purgatorio no es físico, ya que no existe materia -y esto podemos decirlo también del cielo en cuanto a la felicidad o al infierno respecto a la calamidad-. El sufrimiento de las ánimas es de amor, porque el anhelo de un alma es volverse a encontrar con Dios su creador, volver a reencontrase con su todo del que es parte.

¡Qué pena que el recuerdo de nuestros seres queridos -padres, madres, abuelos, hermanos, hijos, amigos...- se reduzca a un día al año! en muchos casos el primer año, y en cada vez más casos nunca

Sobre el purgatorio hay escritos hermosos que hablan de cómo es, porque algunas almas santas han tenido la gracia de haberlo conocido por medio de revelaciones o inspiraciones... Pero en ningún caso se consideran dogmas, excepto lo que la propia Iglesia dice en su doctrina y el catecismo, que para eso está: El Purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza. Lo demás, y sin desmerecer una coma de los piadosos escritos mencionados, es literatura. ¿Entonces qué podemos hacer por los purgantes? La Iglesia, que es Madre donde las haya, propone la esperanza y la piedad como disposiciones personales para acometer esta tarea, que no es más que la comunión de los santos.

Podemos ganar indulgencias para nosotros mismos u ofrecerlas por las ánimas del purgatorio. Por supuesto hacer entierros cristianos, con la idea clara que lo que estamos haciendo es dar santa sepultura a un cuerpo que fue templo de Dios, y que aunque desconozcamos cómo y cuántas veces pudo haber sido mancillado por el pecado, si ha muerto con las disposiciones debidas, estará limpio para ser reconocido como tal, y que como tal, según nuestro Credo sabemos que llegará la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Cuidar y atender en la hora del fallecimiento, sabiendo que estamos ayudando a bien morir, dando consuelo, rezando por él o con él si todavía tiene la capacidad de hacerlo, predisponiéndole al encuentro sobrenatural con Dios Padre. La esperanza de que nuestros seres queridos verán a Dios, que como no sabemos si será o no inmediatamete, debemos rezar por ellos como si lo fuese exactamente en ese momento.

Casi por último, y como somos más materia que espíritu, no está mal imaginar el purgatorio, como no es malo imaginar el cielo y el infierno. Y una de las recreaciones que más me han gustado y que he oído muy recientemente, que desconocía, es que las almas del purgatorio son como un niño recién nacido que su madre lo peina, lo lava, le pone colonia... ¡hasta que lo deja echo un cielo! (San Josemaría).

El Purgatorio (Rialp) Anónimo. Este libro ofrece el relato de una revelación particular, anotada con el Magisterio de la Iglesia y las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino y San Roberto Belarmino.

Para salvarse ( ) Padre Jorge Loring. Este volumén denso que ha vendido en el mundo decenas de miles de ejemplares y que se ha traducido a varios idiomas, es un compendio potente de lo que todo cristiano debe saber para desenvolverse con cierta soltura en el mundo... y tambien en la vida eterna. Aporta una sección donde el autor habla con clarida sobre las postrimerías, el cielo, el infierno y el purgatorio. Creo que es un libro que debemos tener como consultorio de dudas o argumentario cuando tenemos una de esas reuniones de amigos que cada uno da su opinión de Dios, la Iglesia y la doctrina sin haber leído ni el catecismo.

El cielo existe pero el infierno también (Sekotia) Vassula Ryden. La polémica autora por ser una cristiana ortodoxa, que sin embargo ha recibido una serie de revelaciones a las que la Iglesia católica no ha podido negarse, presenta esta obra donde muestra que la voluntad de Dios es que todos estemos junto a Él, para la vida eterrna; pero también avisa de que la tentación general de que sí hay cielo pero que el infierno solo es un invento, es mentira. Que Dios es infinitamente misericordioso, pero que no podría serlo sin que fuera infinitamente justo.