El Gobierno iraquí retira el «reconocimiento institucional» al cardenal Sako, líder de los católicos: es el paso previo al robo de los bienes de la Iglesia caldea
El futuro de los cristianos en Irak se ve nuevamente amenazado, tras décadas de violencia y persecución. Esta vez, el blanco de la controversia es la máxima autoridad eclesiástica del país: el patriarca caldeo, el Cardenal Louis Raphael Sako, quien recientemente ha sido despojado de su «reconocimiento institucional» por parte del presidente de la República. Es el paso previo al robo de los bienes de la Iglesia caldea ya que, tal como destaca Zenit, esta es la cuestión central: «El control de los activos y propiedades cristianas, de la Iglesia, que alguien pretende arrebatar».
Hay quienes pretenden apoderarse de lo que pertenece a los cristianos
En respuesta a esta situación, el presidente Abdul Latif Rashid emitió un comunicado en días recientes con la intención de «aclarar» los detalles de la controversia. «La revocación», subrayó, «no afecta el estatus religioso o legal del patriarca Sako», ya que su nombramiento es «por parte de la Sede Apostólica». Según el líder musulmán kurdo, esto busca «corregir» una cuestión «constitucional», mientras que el presidente continúa respetando y apreciando al patriarca como líder de la Iglesia caldea en Irak y en el mundo.
Sin embargo, en la práctica, la decisión del presidente acabaría por despojar al patriarca de la administración de los activos eclesiásticos, los cuales han sido objeto de interés desde hace tiempo por parte de Ryan «el Caldeo» y las Brigadas de Babilonia. «No es casualidad que la decisión del presidente haya llegado pocos días después de un encuentro entre Rashid y Ryan, el autoproclamado líder cristiano», señala una fuente. «Otros buscan intervenir, mandar, confiscar», continúa la fuente. «Hay quienes pretenden apoderarse de lo que pertenece a los cristianos".
Persecución a los cristianos en Burkina Faso
Y en Burkina Faso, arrecia la persecución a los cristianos. Lo denuncia el Padre Jacob, quien explica que "creen en Dios y quieren permanecer fieles a su fe. No están dispuestos a hacerse mulsulmanes". Y para defender sus creencias están dipuestos a hacer lo que sea necesario. Incluso, a perder su vida.
Testimonio desde Ucrania
Mientras, en Ucrania, un sacerdote basiliano da su testimonio mientras ayuda en Jerson, ciudad sometida durante meses a ataques diarios. El P. Ihnatij Moskalyuk, en una entrevista a Ayuda a la Iglesia Necesitada, explica que "antes de la guerra, el 95% de nuestra parroquia estaba formada por greco-católicos originarios de Ucrania occidental que habían sido reasentados tras la Segunda Guerra Mundial. Esto incluía a sus hijos y nietos, también a los que vinieron aquí a estudiar y luego se quedaron para trabajar. Sólo el 5% de ellos había nacido en Jersón. El régimen comunista destruyó lo más preciado que había en los corazones de los habitantes de estas zonas del sur y el este de Ucrania: la fe en Dios. Pero ahora nuestra parroquia está formada en un 97% por gente originaria de Jersón, porque con la guerra ha cambiado mucho la forma de pensar".
El sacerdote confiesa que "no es fácil describir cómo ha cambiado mi vida desde el 24 de febrero de 2022. Desde que empezó la guerra, soy consciente de que cada día puede ser el último, cuando me voy a dormir no sé si viviré para ver el siguiente amanecer y así día tras día. Pero afrontamos esta nueva situación igual que el principio de la guerra: no había nada que nos indujera a no confiar en Dios, nuestro Señor".
"Como religiosos de nuestro monasterio de Jersón no necesitamos nada. Gracias a Dios, el monasterio no ha sufrido daños, no ha sido destruido, todo funciona, tenemos comida, tenemos de todo, gracias a Dios. Pero me duele el corazón por las personas a las que la guerra ha privado de sus hogares, que han quedado a la intemperie, sin un techo bajo el que cobijarse. Por ellos me duele el corazón. También lo siento por los que se han quedado en sus casas porque no pudieron irse por ser ancianos o estar débiles o por estar postrados en cama por enfermedad, eso me duele.
Necesitan algo de comer, necesitan productos de higiene, pañales, detergente en polvo … porque a ls comida se puede acceder todavía de una u otra forma, pero todo lo demás falta en Jersón. No obstante, doy gracias a Dios por todo. Algunas cosas nos las facilitan voluntarios: alguien dona algo y así podemos distribuir un poco. Por eso, doy las gracias a todos los que tienen un corazón generoso y siempre nos ayudan. Y doy gracias a Dios porque permite que nuestras manos sean Sus manos y porque nos envía a las personas que más lo necesitan. Por ello, doy gracias a Dios.
Me gustaría agradecer especialmente a ACN por hacer posible que compremos un automóvil. Un vehículo es indispensable en nuestro cuidado pastoral, especialmente en esta situación tan dura".