El verano, que se ha recalentado de forma especial desde el 23J y no precisamente por el cambio climático -o sí-, tiene pinta de que va para largo. Da vergüenza observar lo que sucede a ambos lados del bipartidismo. Unos piden apoyos a los buitres nacionalistas dispuestos a seguir destripando al moribundo, es decir a España, y otros su espacio político porque sí. Al final, tenemos que concluir que el bipartidismo no es fuerte, todo lo contrario, es frágil, débil, líquido e interesado, sobre todo en nosotros pero sólo para lo que ellos quieren: más poder y laminarnos a impuestos. Es ese bipartidismo del rosco de la Agenda 2030, que están a tortazos por llevarse el mayor trozo de pastel.

Comencemos por quién ha ganado las elecciones: Alberto Núñez Feijóo, incapaz de asumir su derrota porque es incapaz de reconocer su mala campaña, como muy bien apunta Susana Moreno, que lo explica muy bien con la metáfora de la novia tonta. Ensoberbecido por las encuestas y el aire tórrido de los ventiladores mediáticos que le decían lo alto, lo guapo y lo listo que era. Ahora, lanza un tuit que le han debido redactar en Génova para explicar su posición y mostrar su coraje: «Como ganador de las elecciones, mi deber es escuchar al resto de partidos. No voy a aceptar en ningún caso que se pretenda convertir en minoría a la mitad de los españoles. Marginar a millones de ciudadanos no es conformar mayorías, sino dividir el país». Y aunque tiene razón, el PSOE no hace más que aplicar la ley y se lo explica en una carta donde le dice claramente que quien gobierna es el que reúne apoyos suficientes para formar gobierno. Muy bonito eso de “que gobierne la formación más votada”, pero la vida ni es bonita ni es fea, la vida es la vida y pasan cosas así. Y la vida es así, se vuelve contra uno mismo, cuando como en este caso te has pasado toda la campaña -y después también- insultando y demonizando al único con el que podrías haber sumado. Pero Feijóo no sólo no reconduce su postura, es que sale y llama a Sánchez para gobernar, cuando eso jamás lo haría el mismo Sánchez, como podemos ver. A los señores del PP, se les ha olvidado que fue él mismo quien les montó una moción de censura para echarlos de mala forma, que hasta Mariano Rajoy olvidó el bolso en el banquillo.

Comencemos por quién ha ganado las elecciones: Alberto Núñez Feijóo, incapaz de asumir su derrota porque es incapaz de reconocer su mala campaña, ensoberbecido por las encuestas y el aire tórrido de los ventiladores mediáticos que le decían lo alto, lo guapo y lo listo que era

Hoy Vox se fuma un puro en la puerta del congreso. Es verdad, tiene menos apoyo desde el punto de vista de escaños y que, incluso, siendo la tercera fuerza más votada, pierde muchas opciones que antes sí tenía, como la de presentar mociones de censura, por ejemplo. Sin embargo los voxeros ven con agrado cómo se quema un candidato de cartón piedra. Leí un meme muy gracioso que define bien la situación. Aparece Isabel Díaz Ayuso que mira a un Núñez Feijóo sonriente pero un tanto dubitativo, y le dice: «Se te está poniendo cara de casado». A lo que responde el candidato: «¡Soy soltero! ». Ayuso sonríe, y dice: «No me has entendido».

 ¿Será posible que a partir de ahora el Partido Popular se olvide de la estrategia del voto útil? No sé, creo que la avaricia política les convierte en seres desconocedores de sus propios defectos -lo que se viene llamado soberbia-, y volverán una y otra vez. Tengo más fe en los votantes que se han sentido burlados para no volver a caer, que en los políticos mediocres vividores del escaño.

Mientras, según El País -la voz de su amo-, el presidente en funciones defiende traducir la mayoría social de las elecciones en mayoría parlamentaria para avanzar hacia una confederación nacional, lo que abre la puerta a Felipe VI para que busque trabajo con su padre en Arabia Saudí

Por otro lado tenemos al Sanchismo, en plena erupción, dispuesto a todo con todos para arrebatar unas elecciones que ha perdido. Y aunque usted y yo sabemos que no vale todo en la vida, Pedro Sánchez juega en otra liga, la de la inmoralidad, la traición personal y la de “España me da igual porque lo importante soy yo”. Sus avances pasan entre otras por las siguientes aberraciones… Desde las ya consabidas de autodeterminación y amnistía, hasta que los apoyos nacionalistas condicionan a Sánchez para hablar catalán, gallego y vasco en el Congreso… Sólo quiere hablar con Puigdemont, Rufián, Otegui y Ortúzar y en colmo de la desfachatez moral y política, un presidente en funciones español, Sánchez se verá con el prófugo Puigdemont el 12 de septiembre, en Estrasburgo.

Mientras, según El País -la voz de su amo-, el presidente en funciones defiende traducir la mayoría social de las elecciones en mayoría parlamentaria para avanzar hacia una confederación nacional, lo que abre la puerta a Felipe VI para que busque trabajo con su padre en Arabia Saudí. Claro, cómo no, además las exigencias de coalición o asociación o colaboración, llámese como se quiera, pasa también por hacer caja, y no sólo han pedido más dinero, de momento más de 20.000 millones, sino que han exigido a través de una petición formal de Junts y Esquerra la condonación de la deuda multimillonaria de Cataluña con el Fondo de Liquidez Autonómica catalana, y el ministro de Hacienda, María Jesús Montero -la Chiqui, nuestra Chiqui de toda la vida- les ha dicho eso de “Claro que sí, guapi”, y quiere hacer lo mismo con otras comunidades para demostrar su generosa capacidad democrática con el dinero de todos los españoles.

Por supuesto, desde Madrid han respondido de forma clara y taxativa: «Si se condona la deuda de Cataluña, se lanza una señal gravísima al mercado sobre la solvencia que puede tener una determinada administración española en el cumplimiento de sus obligaciones, especialmente en materia de deuda. Esto puede perjudicar al resto de comunidades a través de una especie de mutualización de deuda al asumirla la Administración General del Estado, que por ello podría ver bajado su rating», según la consejera de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid, Rocío Albert. Pero esta mujer con dos dedos de frente, no comprende la situación de Sánchez… Y la situación es la de gobernar por encima de todo y de todos. ¡Y luego ya veremos, subimos los impuestos y que paguen los españoles! Y desde aquí aprovecho a felicitar a todos los españoles por su voto al PSOE, fuera de Cataluña y Vascongadas, para que sigan viviendo ellos, y sólo ellos, mejor que el resto de España.

La corrupción política en la España contemporánea (Marcial Pons) vv.aa. La mayor corrupción que se da en nuestros tiempos no es la del dinero ni la del poder, esas meras consecuencias de la principal. La más importante es la de la razón. Sin razón o con la razón corrompida, se pierde el sentido del deber y el objetivo principal que es el bien común. Este libro ofrece retazos y hechos históricos de los dos últimos siglos en España para comprender que esto no fue de un día para otro.

El delito de malversación como forma de corrupción política (Aranzadi) Belén Macías Espejo. Interesante obra que no sé si gracias a gobierno de coalición socialcomunista ha podido quedar obsoleta. En clave crítica, se examina el alcance, contenido y significación de los elementos configuradores de los distintos tipos del delito de malversación; participando la perspectiva doctrinal y la respuesta otorgada por nuestros tribunales de justicia.

Las posibilidades de la democracia (Plaza y Valdés) Gonzalo Zavala Alardín. Un elemento central de este texto es la consideración y la exploración reiterada que en él se hace de la Democracia y de la Comunidad, no sólo como valores formativos esenciales, sino como recursos estratégicos de gran potencia para la construcción y la gestión de una nueva educación y una nueva cultura.