Vaya por delante que cuando Facebook decidió bloquearla -tras el asalto al Capitolio-, la cuenta de Trump era la que más seguidores tenía de toda la red social. Ahora, dos años después, ha anunciado que se la devolverá, así como la de Instagram.

Es como si a la compañía de Mark Zuckerberg le hubiera dado un espasmo de democracia. Miren lo que dice el comunicado difundido el miércoles: el público “debe poder escuchar lo que dicen sus políticos”, para “tomar decisiones informadas en las urnas”. Chapó.

Sin embargo, acto seguido amenaza al expresidente: si vuelve a publicar contenido que viole las normas de la red social, se la volverá a cerrar, entre un mes y dos años, dependiendo de la gravedad del ‘delito’.

¿Comprenden? Trump puede decir lo que quiera en Facebook e Instagram -el público debe poder escucharle-, pero siempre y cuando no se salga de las normas que marca Zuckerberg. Si él considera que no son adecuadas, le volverá a censurar.

Estos progres no tienen remedio.