"Se ha flexibilizado la protección penal a determinados comportamientos de cobertura, ensalzamiento y complicidad con la actividad de grupos terroristas o de sus miembros y colaboradores"
Estados Unidos ha anunciado que va a eliminar de su lista de organizaciones terroristas extranjeras a cinco grupos de extremistas, entre ellos a la banda terrorista ETA. La administración Biden adopta esta medida a sabiendas que puede hacer daño a las víctimas de estas organizaciones criminales, que en el caso de ETA, no colaboran con la Justicia para aclarar los crímenes cuya autoría está por determinar, informa La Razón.
Aum Shinrikyo, Kahane Kach y dos grupos islámicos que han estado activos en Israel, los territorios palestinos y Egipto también serán excluidos.
En el caso de ETA, se justifica en que llevó a cabo una campaña separatista de atentados y asesinatos en el norte de España y otros lugares durante décadas, que mató a más de 800 personas e hirió a miles más, hasta que declaró un alto el fuego en 2010 y se disolvió tras las detenciones y juicios de sus últimos líderes en 2018. Fue designada organización terrorista extranjera en 1997, añade La Razón.
ETA fue designada organización terrorista extranjera en 1997
Las razones esgrimidas ni tienen en cuenta que ETA, como tal, su marca, nunca se ha disuelto y que los sucesivos “escenarios” que montaron, entrega de armas (no todas), solemnes declaraciones de abandono del terrorismo, no tenían otro fin que allanar la legalización del que fuera su “brazo político” para que pudiera actuar con plena libertad. Por otra parte, una pequeña escisión, ATA, se mantienen activa aunque, de momento, sin ningún peligro conocido, recuerda LaRazón.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos mantenía, en su informe de 2019, a ETA como organización terrorista extranjera que operaba en España y Francia. Vinculadas a la banda, el informe citaba a Batasuna; Ekin; Euskal Herritarrok; Herri Batasuna; Jarrai-Haika-Segi; KAS; XAKI…
Cabe recordar que el Parlamento Europeo recomendó recientemente calificar los asesinatos de ETA como crímenes contra la humanidad, pese al intento del PSOE —rendido a los pies de Bildu desde que Sánchez le necesita para gobernar— por blanquearlos, como recogió Hispanidad.