Otro 'logro' de la Ley Celaá: un 23% de los estudiantes de 4º de la ESO pasa de curso sin aprobar todas las asignaturas
La ley Celaá está dando sus frutos. Por ejemplo, con la cifra de alumnos de la ESO que pasan de curso sin aprobar todas las asignaturas. En el caso de 4º, un curso clave, que prepara a los alumnos para acceder a los estudios de Bachillerato, los Ciclos de Formación Profesional o el mundo laboral, son un 23% los estudiantes que han llegado a él sin aprobar todas las asignaturas.
Si estuviéramos hablando de Alemania, sería distinto, porque en el país teutón ya a los 10 años los docentes informan a los padres sobre si ven a sus hijos con posibilidades de ser futuros licenciados o si, por el contrario, se formarán directamente para ejercer una profesión de FP.
Como decimos, nos centramos en España donde, como decíamos en Hispanidad, según el informe PISA, los alumnos son cada día más burros. Pero tranquilos: los europeos también.
Decíamos en Hispanidad que el Gobierno Sánchez insiste en que repetir curso es malo y en que el alumno vago -el que 'fabrica' la ley Celáa- debe promocionar de igual forma que el esforzado. Así llegaremos a una sociedad chulísima, 'made in' Yolanda y Sánchez: de hecho, actualmente, más de la mitad de los jóvenes prefieren no trabajar a ser infelices en su trabajo.
Pero, centrándonos en la educación, recordemos cuando la entonces ministra doña Isabel Celáa defendía el decreto que permite pasar de curso y obtener los títulos de ESO y Bachillerato sin límite de suspensos y aseguraba que “el sistema español es abusivo con las repeticiones”, ergo -pensamiento Celaá- quitamos las repeticiones. En dicho popular: muerto el perro, se acabó la rabia.
Entonces, según La Razón, Celaá ha explicaba, que “mandar a un estudiante a repetición es una decisión muy seria, que afecta al alumno y al sistema” -¿será porque el sistema de este Gobierno sociopodemita quiere alumnos cada vez menos formados y más perezosos?- y se mostró convencida de que “cuando un alumno no ha aprendido, no es cuestión de que necesite más tiempo para aprender, sino que el profesor identifique qué es lo que no ha aprendido y refuerce”.
Lo dicho, vamos camino del estudiante al que aspira el Gobierno Sánchez: alumnos vagos e ignorantes... pero muy sensibles.