Pleno para los alumnos españoles de 15 años cuyo rendimiento ha caído en todas las materias de las que se han examinado en el Informe PISA, basado en competencia lectora, compe- tencia matemática y competencia científica. Pues bien, los estudiantes españoles han tocado fondo en Matemáticas Ciencias, obteniendo los peores resultados académicos de su historia. El desplome es general en casi toda Europa -sólo mejoran los asiáticos- y se atribuye en parte a los efectos del cierre de colegios durante el Covid, pero, según El Mundo, la OCDE apunta a más factores, como el abuso de los teléfonos móviles y de las pantallas en las escuelas o el descenso en la implicación de los padres en el progreso académico de sus hijos. Pero, en este punto, mientras docentes y padres se organizan para evitar, precisamente, ese uso de los móviles, la titular de Educación, Pilar Alegría, responde que rechazarlo es como "poner puertas al campo". Pilar, explícaselo a la OCDE. 

Los expertos consultados también señalan a una pérdida de la excelencia y a una relajación de la exigencia en el sistema educativo. Es decir, alumnos más vagos y acostumbrados al mínimo esfuerzo, los diseñados por el Gobierno Sánchez. Justo lo que predica la ley Celáa. Esto marcha.

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Con 473 puntos en Matemáticas, 474 en Lengua y 485 en Ciencias, por primera vez España se sitúa en la media de la OCDE (casi siempre quedaba por debajo), algo que ha repetido una y otra vez la la Directora General, de Evaluación y Cooperación Territorial, Mónica Domínguez (se puede apreciar desde el principio de su intervención). 

Esto nos recuerda al refrán "Mal de muchos, consuelo de tontos", porque si nos hemos acercado a la media de la OCDE no es porque lo hayamos hecho mejor, es porque los otros países han tenido datos más catastróficos.

Por regiones, las hay que han caído en picado, como es el caso de Cataluña, que pierde 31 puntos en Matemáticas desde 2015, el equivalente a curso y medio escolar de retraso, o el País Vasco, que desciende 25 puntos en Lectura, lo que vendría a ser casi un curso. 

Destaca El Mundo que la OCDE cita en su informe otros factores que pueden explicar también los malos resultados. Uno es la implicación de los padres en el aprendizaje de sus hijos, que "ha descendido sustancialmente en varios países y también en el caso de España". En 2018, el 54% de los estudiantes estudiaba a escuelas donde al menos la mitad de los progenitores iba a hablar con el profesor por su propia iniciativa sobre los resultados académicos de sus hijos. Ahora ese porcentaje ha bajado al 46%. "Los sistemas educativos donde los padres se implican más tienden a tener resultados más estables o mejores en Matemáticas", asegura el informe. ¿Te enteras, Pilar? Nada de que el Estado eduque a los hijos -Celáa dixit- porque los hijos sí son de los padres y son ellos los que deciden cómo y dónde educan a sus hijos. 

En cualquier caso, como la titular de Educación es también ministra del ramo, tras el Consejo de Ministros decidió explicar la aparente catástrofe. Su argumentación fue brillante y puede resumirse así: verán, en efecto, el Informe demuestra que los estudiantes españoles son unos burros de mucho cuidado. Pero mucho ojo, recalca Alegria, no más burros que la media de los europeos ni la media de todo Occidente (los 38 países de la OCDE). Y esto consuelo mucho y alivia el pesar, a la par que demuestra el éxito de la política educativa del Gobierno Sánchez.

Por otra parte, los estudiantes españoles obtienen los peores resultados de la última década en Ciencias, Matemáticas y Lectura pero Pilar Alegria asegura que todo se debe a la pandemia. A lo mejor es por eso por lo que seguimos reivindicando el teletrabajo como muestra incontestable de conciliación y progresismo.