Hasta hace dos meses la familia de dos niñas colombianas vivía en Vitoria y ellas estudiaban en un colegio que tiene Modelo A, con las asignaturas en español y el euskera y una lengua extranjera como asignaturas lingüísticas.

Niñas

Por motivos laborales, la familia se trasladó a vivir a Ermua y pidieron plaza para las pequeñas en el mismo modelo, pero las autoridades educativas se la negaron alegando que sólo quedan plazas libres en el Modelo D (con el euskera como única lengua vehicular) y que, por lo tanto, tendrían que ser escolarizadas íntegramente en euskera. Les ofrecieron matricularlas en un centro con Modelo D, lo que, tal como explica Hablamos Español, "supondría condenar a las niñas al fracaso educativo y al aislamiento. La mayor de ellas cursa 6º curso y está a pocos meses de pasar a Secundaria. Ambas niñas tienen un expediente académico sobresaliente".

«La Administración tiene que ajustar la oferta a la demanda y poner los medios para solucionar el problema, en vez de anteponer determinados intereses políticos e ideológicos a los derechos de estos padres, amparados por la Constitución Española», señalaba a El Mundo Gloria Lago, la presidenta de Hablamos Español, que asesora a la familia en este caso. Lo han hecho apelando a su derecho a elegir el modelo lingüístico para sus hijos, recogido en el artículo 27 de la Constitución, con la idea de que quienes se incorporan al sistema educativo en una comunidad autónoma en régimen de cooficialidad lingüística «deben recibir la educación en una lengua en la que puedan comprender las enseñanzas que se imparten para que no se vea mermado su derecho a la educación», según detalla Gloria Lago.

Mientras, la madre de las niñas explica a El Mundo, «Nuestras hijas no van al colegio porque en Ermua sólo nos ofrecen un colegio en euskera. Nuestra lengua materna es el castellano y queremos que estudien en ella. Si nos obligan a escolarizar a nuestras hijas en euskera, las condenarán al fracaso escolar, porque han estudiado toda su vida en castellano y no van a aprenderlo ahora, cuando quedan tres meses de curso», relata Wendy Ochoa.

Y es que la discriminación lingüistíca no es exclusiva de Cataluña, autonomía sobre la que en Hispanidad hemos llegado a recoger informaciones como esta en la que padres de un colegio catalán estaban "preocupados" porque a sus hijos se les habla español en el comedor. ¡Qué horror!

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