En política no hay nada seguro salvo esto: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez no tiene afonía. Por la tarde, nos ha explicado que la vida es bella, durante el trigésimo aniversario de las cumbres iberoamericanas. Es más, ha arrimado el ascua a su sardina cuando ha pedido que los derechos humanos brillen en toda Hispanoamérica. Curioso dado que en Iberoamérica no existen dictaduras de derechas, todas son de izquierdas, sobre todo los tres puntales del marxismo hispano: Cuba, Venezuela y Nicaragua, más otras democracias donde despuntan la izquierda populachera: Argentina. Paraguay, México, etc.

Llega la vacuna española, procedente de una compañía veterinaria... y Sánchez se apropia del éxito

Por la mañana, el presidente había monopolizado el protagonismo de la primera vacuna española con el Covid. no es suya sino de los laboratorios Hipra -hasta hace dos días veterinarios, ahora de salud humana-. Algo está claro: el Covid no ha afectado a las cuerdas vocales de don Pedro. Peligroso esto de darle un micro al inquilino de La Moncloa.

Vacuna privada pero de cuyo éxito se apropia Sánchez. No esta mal, ¿eh?

¿Cómo anda el Covid? Pues mal. Continúan aumentando los contagios y algunas comunidades ya anuncian nuevas restricciones. O sea, que necesitamos aceptar dos principios:

1.Hemos fracasado frente al Covid. No sabemos su origen y la vacuna no es la solución definitiva.

2.Ninguna medida terapéutica logra suprimir el miedo, que es, por lo menos, tan malo como el Covid.

¿Y si nos acostumbramos a convivir con el coronavirus?

Y a todo esto, ¿estamos mejorando en la pandemia? Pues parece que no. Con vacunas o sin ellas

Lo peor¿nos damos cuenta de que los padres pueden ser obligados a vacunar a sus hijos menores de 12 años? Los austriacos ya lo están haciendo. ¿Dónde está el límite? Y en España, casi lo mismo.