Ya me estaba echando a temblar con una posible marcha atrás del Gobierno en la supresión de la mascarilla en interiores -no en todos- ante noticias atemorizantes, como los nuevos virus que provocan vómitos, piel amarilla o falta de apetito. Hepatitis infantil al canto. Está claro que los virus nos rodean, lo que me sorprende es que se deben llevar bien entre ellos, porque han pactado ataques sucesivos, casi nunca coincidentes en el tiempo.

La voz del pueblo ha hablado: "la gente está deseando quitarse la puñetera mascarilla"

Hasta que surgió una de esas voces anónimas, maravillosa, la de una sevillana que dijo aquello de quitarse de una vez "la puñetera mascarilla". La voz del pueblo, que le dicen. 

Pero el enemigo está dentro: esta Semana Santa, Atresmedia se dedicó a contar los escasísimos -irresponsables e insolidarios, sin lugar a dudas- ciudadanos que no llevaban mascarilla en las procesiones.  

Tres muertos en la confinada ciudad de Shanghai, más de 26 millones de habitante. ¿Y por tres muertos monta usted este cirio?

Mientras, en Shanghai, ciudad confinada, el personal se cabrea porque tiene hambre, y cuando uno tiene hambre se rebela hasta contra la ferocidad maoísta de Xi Jinping. Una conurbación que supera los 26 millones de habitantes está harta de encierros, especialmente porque las autoridades comenzaron por no reconocer ni un muerto y hasta ahora ha reconocido tres. ¿Y por tres muertos monta usted este cirio? 

Nueva variante no, nuevas enfermedades víricas. Ahora, la hepatitis infantil

Ese y más, que las autoridades pretenden que los trabajadores trabajen -¡y vivan!- en la propias fábricas. Sin comentarios. 

El covid pasará cuando dejemos de temerle. Porque más que sumisos nos hemos vuelto idiotas: estamos desenado obedecer órdenes, cuanto más absurdas, mejor.