Para el día 20 seremos libres. El bozal que nos han obligado a llevar durante casi dos años, la dichosa mascarilla, dejará de ser obligatoria también en interiores. 

La verdad es que tendremos que seguir llevándola en residencias de ancianos, hospitales y transporte público. De esas tres sólo en los hospitales tiene sentido llevar la mascarilla dado que, no sólo el Covid, sino cualquier otro virus, corre y se expande a sus anchas precisamente en los centros de salud. 

Pero no sólo me preocupa esa salvedad, también me preocupa que muchos españoles siguen teniendo miedo. Y al igual que cuando se suprimió la mascarilla en exteriores muchos siguen saliendo a la calle embozados, ahora me temo puede suceder lo mismo.

Y cuando un pueblo se ha acostumbrado a la esclavitud el peligro es que la esclavitud empiece a gustarle. 

Y ahora ya sólo nos falta que surja algún nuevo virus: todo se andará, que Tedro Adhanom no ha cesado como mandamás de la OMS.