Violaron a dos niñas de 13 años tras utilizar dormideras químicas. Pero, ¿qué está ocurriendo en España? ¿Cómo se puede llegar a la aberración de forzar a niñas de 13 años y encima drogarlas antes? ¿Qué tipo de monstruo es capaz de eso?

Porque lo peor de la noticia es que tiende a ser habitual... justo cuando el Gobierno sociopodemita ha entronizado el feminismo como la doctrina política de referencia. La coincidencia de un feminismo omnipresente con un aumento de las agresiones sexuales es algo que, cuanto menos, sorprende. Así, el titular de este artículo es tan repugnante como real y obliga a recordar que el culpable de algo tan siniestro como la violación es el violador. 

Ahora bien, nos ahogamos en pornografía pero hay muchos varones, asimismo asfixiados por la miasma rijosa en la que se desarrollan nuestras vidas, que a pesar de ese ambiente viscoso no se les ocurre cometer esa barbaridad, varones, la inmensa mayoría que respetan a la mujer, a pesar de sentirse injustamente tratados por leyes como la famosa sobre violencia de género que le arranca de su casa y le lleva a prisión sin prueba alguna, es decir, que termina con la presunción de inocencia del varón. 

Y conste que muchos varones respetan a las mujeres, no por razones morales sino estomacales: hay cosas que no hace falta que remuevan la conciencia porque antes han removido el estómago... y porque a un varón 'normal' no le atraen sexualmente las niñas de 13 años. 

Sinceramente: el feminismo imperante e impuesto no ayuda al respeto debido a la mujer. Es más, corre el riesgo de hacerla odiosa a los ojos del varón que se siente agredido. 

Veamos: igualdad rabiosa entre los sexos (entre los 112 tipos de sexo existentes, naturalmente), castigos más y más contundentes, ejecutados con la fuerza coercitiva del Estado, para todo varón, o mujer, que no se pliegue a los nuevos dogmas feministas... ¿y al mismo tiempo más agresiones sexuales y una palpable falta de respeto hacia todo lo femenino? Aquí falla algo.

Pues mire usted, a lo mejor es porque las agresiones sexuales y esa falta de respeto por la mujer no aumentan por el machismo reinante sino por la inmoralidad creciente. Con todas sus consecuencias lógicas: el sexo se separa del amor, el amor se convierte en algo transitorio, los varones cosifican a la mujer y las mujeres se exhiben como piezas de trofeo. El problema no es la ausencia de igualdad, sino la presencia de inmoralidad. Dicho de otra forma, cuando la sociedad se vuelve inmoral, ni el varón respeta a la mujer ni la mujer se respeta a sí misma.  

Y por mucha igualdad que le eches, por muchas leyes del 'sólo el sí es sí'... mucho me temo que la falta de respeto a la mujer, esa maravilla del género humano, seguirá siendo lo cotidiano. El panorama resulta bastante deprimente. 

Con un añadido: la ministra Irene Montero, arquetipo de feminismo español, ha perdido el sentido del ridículo y, con ella, buena parte de los grupos feministas. Eso tampoco ayuda.