Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Mozambique, donde están sufriendo a causa de las acciones de radicales islámicos. Es el caso del pastor Paulo, quien estuvo atrapado durante varios días tras un ataque contra su comunidad, recoge Puertas Abiertas.

«Comenzaron a atacarnos durante la madrugada. El cielo estaba oscuro aún», dijo el pastor. «Mi familia y yo estábamos muy asustados; lo único que podíamos ver eran los destellos de las armas. No podíamos escapar, así que comenzamos a orar a Dios para que nos salvara».

Tras pasar días escondidos, el pastor y su familia lograron escapar con la ayuda de un amigo. Solamente pudieron rescatar de su hogar dos colchones y algo de ropa.

En ese difícil momento, este líder local conoció al pastor Anthony, con quien comenzó a ministrar a otras víctimas de los ataques en la zona. «Dios nos trajo a este lugar para realizar su obra entre las personas que sufren a causa de la destrucción física y espiritual de su comunidad. Hasta ahora la labor ha sido útil y ya hemos comenzado a trabajar con otros desplazados».

El apoyo recibido ha brindado esperanza a la comunidad. «Nos han enviado alimentos, colchones, utensilios y Biblias. Esta ayuda ha logrado alegrar el espíritu y cambiar corazones».

El pastor Paulo agregó: «Gracias al apoyo que ha mostrado el Cuerpo de Cristo a Mozambique, los musulmanes con los que comparto el evangelio pueden descubrir el verdadero amor de los cristianos y de Dios».

En Pakistán, se han dado en apenas tres semanas tres casos de chicas cristianas que han sido secuestradas por musulmanes con el objetivo de forzarlas a casarse

Nos vamos a Karachi, en Pakistán, donde se han dado en apenas tres semanas tres casos de chicas cristianas que han sido secuestradas por musulmanes con el objetivo de forzarlas a casarse. Esta práctica, que las autoridades civiles no combaten con suficiente decisión, es una auténtica pesadilla para las minorías (cristianos, hindúes, parsis...), recoge Religión en Libertad.

Los secuestros de muchachas, junto con su boda forzada e incorporación a una familia musulmana (donde, como chicas muy jóvenes, su libertad será escasa), implican su conversión, también forzada, al islam.

Naveed Lazar, de la Asociación Cristiana de Pakistán, asegura que en los últimos meses siete chicas cristianas han sido secuestradas en la misma zona de Orangi Town. La asociación calcula que unas 120 muchachas -sobre todo de familias muy pobres- han sido convertidas por la fuerza al islam en los últimos cinco años en el país. Lazar condenó esta escalada de incidentes y pidió a las autoridades que actúen de inmediato y les brinden seguridad.

La práctica de secuestrar mujeres cristianas y de otras religiones ha sido común en el islam durante siglos, como una forma de reducir la capacidad demográfica de las minorías (lograr que, con menos chicas jóvenes, tengan menos hijos).

Se combina con la poligamia que el islam permite: un musulmán puede tener varias esposas, alguna de las cuales puede ser la principal, de alguna familia amiga musulmana, mejor tratada, mientras que la esposa cristiana o convertida a la fuerza, por lo general muy pobre y joven y aislada de su familia, sólo está para servir y aportar más hijos.

Muhammad Bilal, el joven, se subió a una gran cruz de unos 40 pies (unos 12 metros) de altura en la iglesia y trató de romperla, pero luego, al no conseguirlo, se sentó en ella y gritó “Allahu Akbar (dios es grande)

Y seguimos en Pakistán, donde la policía de Lahore ha inculpado por blasfemia a Muhammad Bilal, un joven musulmán acusado de profanar una cruz en una iglesia de Lahore donde se reúne una comunidad de confesión pentecostal, en la mañana del 16 de marzo de 2022. Según el First Information Report, el joven fue detenido acusado de violar el artículo 295/a del Código Penal de Pakistán, por profanar un lugar de culto con la intención de insultar una fe religiosa, recoge Fides.

En la mañana del 16 de marzo, hacia las 10:00 horas, Muhammad Bilal, el joven, se subió a una gran cruz de unos 40 pies (unos 12 metros) de altura en la iglesia y trató de romperla, pero luego, al no conseguirlo, se sentó en ella y gritó “Allahu Akbar (dios es grande)”.

Akash Waqas, cristiano fundador de la 'One in Christ Church', comenta a Fides: “Oímos la voz de una persona que gritaba y vimos al hombre profanando la cruz e intentando romperla. Cuando la multitud se reunió en la calle, el joven musulmán saltó y se hirió. Lo detuvimos y lo entregamos a la policía”. Akash continúa: “Los agentes de policía lo detuvieron y lo liberaron al cabo de unas horas. Nosotros, los fieles, junto con el obispo, exigimos una investigación adecuada sobre el incidente, cuál era la intención de este agresor, y por qué quería dañar el lugar de culto cristiano. La policía lo ha vuelto a detener y aceptado la denuncia”.

Ilyas Samuel, portavoz de ‘Voice for Justice’, una organización de derechos humanos de Pakistán, dice a la Agencia Fides: “Espero que se haga justicia en este caso. Hacemos un llamamiento al gobierno de Pakistán para que proteja a las minorías religiosas y sus lugares de culto de las personas que fomentan el odio religioso. Los cristianos somos gente pacífica, no hemos causado ningún daño al joven que profanó la iglesia y la cruz. Respetamos la ley y creemos en el Estado de Derecho”.