Geraldine Ferraro hizo poco daño porque no llegó a vicepresidenta. Lo malo es que Joe Biden sí ha llegado... ¡y a la Presidencia!
El argumento que expone el obispo José Ignacio Munilla -¡Buen obispo, a fe mía!- se hizo famoso en Estados Unidos cuando hasta la prensa progre neoyorquina, con el New York Times al frente, se enfrentó a Geraldine Ferraro. Recuerden, la candidata demócrata a la Vicepresidencia de los Estados Unidos en 1984, Geraldine Ferraro, católica, aseguraba eso tan bonito, tan actual, de que "como católica estoy contra el aborto pero no puedo obligar a otros a no abortar".
Reparen en que Joe Biden y Nancy Pelosi han ido mucho más allá: soy católico/a y abortero/a, contradicción máxima, y además así lo defiendo y obligo a la Iglesia a aceptar mi sacrilegio. Menos mal que Francisco le ha pedido a Biden que hable con su director espiritual para solucionar su contradicción flagrante de pío hijo de la Iglesia y financiador del aborto y de la ideología de género.
La moral no puede ser moral particular... o deja de ser moral. Si puedo ser católico y abortista al mismo tiempo, entonces la moral se va por el desagüe... y la razón también
Por cierto, eso implica lo que tanto hemos sospechado, que Biden mintió como un miserable, cuando, tras su entrevista con el Papa en el Vaticano, aseguró que Francisco le había animado a comulgar cuando quisiera... y a renglón seguido se fue a comulgar a una iglesia romana donde un cura le dio a comer el Cuerpo de Cristo... de lo que debemos deducir que Biden es un sacrílego y el cura era un malvado, un idiota, o ambas cosas a la vez.
Volviendo a Munilla, volviendo a Ferraro. Que no, que la moral no puede ser moral particular... o deja de ser moral. Si puedo ser católico y abortista al mismo tiempo, entonces la moral se va por el desagüe... y la razón también. Y el ejemplo de la esclavitud resulta meridiano: si la esclavitud es opresora, como el aborto, la esclavitud debe ser prohibida y perseguida... como el aborto. Y lo de ser católica y esclavista, católica y abortista... se lo dejamos a la incoherente de Geraldine Ferraro, que hizo poco daño porque no llegó a vicepresidenta. Lo malo es que Joe Biden sí ha llegado... ¡y a la Presidencia!