El pasado 2 de septiembre, Amazon Prime Video estrenó los dos primeros episodios de la serie El Señor de los Anillos: los Anillos de Poder y resolvió la gran expectación generada. En general, son bastante pasables, aunque el gigante estadounidense que dirige el progre Jeff Bezos no ha perdido la oportunidad de empezar a mostrar la patita de lo políticamente correcto: así podemos ver un elfo ‘blandito’, varios personajes afrodescendientes (un elfo, una enana y un peloso (miembro de una comunidad nómada que después dará lugar a los hobbits) y la elfa Galadriel empoderada como guerrera frente al mal.

El servicio de streaming de Amazon ha hecho su propia versión de El Señor de los Anillos, en serie, e ‘inspirándose’ en los apéndices que dejó escritos J. R. R. Tolkien. Para ello ha hecho un enorme desembolso (250 millones de dólares por adaptar los escritos de Tolkien) y será la serie de televisión más cara de la historia, hasta la fecha: 58 millones por episodio. Simon Tolkien, nieto de J. R. R. Tolkien, asistió a un evento de presentación de dicha serie, al que también asistió Bezos.

Amazon, como Disney, Netflix,..., sigue los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM), que se resumen sobre todo en ideología de género (homosexualismo y feminismo) y ateísmo (panteísmo y nada de Dios). “De cuatro notas de Tolkien”, en Amazon “sacan el 95% restante, que es inventado”, ha señalado el escritor español Diego Blanco, experto en la obra de Tolkien

La nueva serie, dirigida a mayores de 13 años, narra historias que ocurren miles de años antes de los vistos hasta ahora en las trilogías de El Señor de los Anillos y de El Hobbit en los cines. En su comienzo, se destacan las advertencias de contenido que hace Amazon: “Luces intermitentes, escenas aterradoras, consumo de alcohol, lenguaje malsonante, violencia”. Y aunque no se dice, también está presente la cultura woke: un término que se traduce como despierto y surgió en EEUU para referir la conciencia sobre el racismo, pero desde hace meses, se ha extendido a cuestiones relacionadas con el género y la orientación sexual. Un nuevo meneo ideológico que en realidad trata de sustituir a Cristo por una identidad: racial, sexual, política..., y supone una inversión de valores que precisa una censura férrea que impone lo políticamente correcto y el silencio y la eliminación del discrepante.

Tampoco se puede obviar que Amazon, como Disney, Netflix,..., sigue los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM), que se resumen sobre todo en ideología de género (homosexualismo y feminismo) y ateísmo (panteísmo y nada de Dios). “De cuatro notas de Tolkien”, en Amazon “sacan el 95% restante, que es inventado”, ha señalado el escritor español Diego Blanco, experto en la obra de Tolkien, a Aciprensa, destacando que de los 23 protagonistas de la nueva serie solo ocho son originales. Además, Blanco ha advertido que el resultado será una “aberración” al meter en los mundos de Tolkien la ideología woke” y que “con toda claridad, van a eliminar el trasfondo cristiano”.

En los dos primeros episodios, no falta la cuota afrodescendiente: se puede ver al elfo Arondir; a la enana Disa, esposa del príncipe Durin IV; o al sabio líder de los pelosos, Sadoc Madriguera

La serie El Señor de los Anillos: los Anillos de Poder narra la historia de la Tierra Media, desde la caída del villano Morgoth (el maestro de Sauron) y los años de paz que le siguieron hasta el regreso del mal. Por ahora, en los dos primeros episodios (titulados Una sombra del pasado y A la deriva), bajo la dirección de Juan Antonio Bayona, y la producción, entre otros, de J. D. Payne, Patrick McKay y Belén Atienza, se ven imágenes de altísima calidad visual, pero también se empieza a ver la patita progre. 

Por ejemplo, se puede ver a un elfo ‘blandito’ en el compañero con el que habla el elfo Arondir, y este último es afrodescendiente cubriendo parte de la cuota. Claro que no sólo eso, también tiene una relación prohibida con una sureña, Bronwyn, una madre soltera y sanadora de las Tierras del Sur a quien sus vecinos no valoran. Pero la cuota afrodescendiente va mucho más allá: se puede ver a la enana Disa, esposa del príncipe Durin IV; o al sabio líder de los pelosos, Sadoc Madriguera. Y cómo no, hay símbolos de feminismo: se puede ver a la elfa Galadriel empoderada como terca y guerrera frente al mal al asumir la misión de su hermano (Finrod Felagund), que fue asesinado por Sauron, y se sitúa lejos de la sabia y etérea Dama de Lórien que será en el futuro; a Bronwyn como madre soltera y sanadora en las Tierras del Sur; a la enana Disa; o a la curiosa pelosa Nori (que ayuda a un extraño personaje que llega del cielo). 

También hay cuota feminista, cómo no, destacando a la elfa Galadriel empoderada como terca y guerrera frente al mal al asumir la misión de su hermano, que fue asesinado por Sauron; a Bronwyn como madre soltera y sanadora en las Tierras del Sur; a la enana Disa; o a la curiosa pelosa Nori

Y esto sólo en los dos primeros capítulos, aunque afortunadamente también se pueden ver algunos diálogos y frases que aluden a la trascendencia y al catolicismo, porque “Tolkien era profundamente católico. Si no se entiende esto, no se entiende nada”, como atestiguaba el jesuita Robert Murray, amigo personal de la familia de Tolkien y del escritor, con el que mantuvo una abundante correspondencia: en la carta 142, el propio Tolkien detalló al padre Murray que “El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica; de manera inconsciente al principio, pero luego cobré conciencia de ello en la revisión”, como recuerdan Aciprensa y Religión en Libertad.  

En el prólogo del primer episodio de la nueva serie de Amazon, que se empieza a narrar desde el punto de vista de los elfos, hay algunas resonancias al prólogo del Evangelio de San Juan: “Nada es malo en el principio. Y hubo un tiempo en que el mundo era tan joven que aún no había salida del sol. Pero incluso entonces había luz”.

El juego entre la luz y la oscuridad, representando el bien y el mal, da pie a un gran discurso por parte del elfo Finrod Felagund a su hermana Galadriel, explicándole porque una piedra se hunde en el agua, mientras un barco de papel flota. La piedra “mira hacia abajo”, a la oscuridad; esta también intenta dominar el barco y atraerlo hacia el fondo, pero este tiene un secreto: “su mirada no se dirige hacia abajo, sino hacia arriba, en la luz que lo guía susurrando metas más altas que las que la oscuridad llegó a conocer”. Galadriel le plantea que “es difícil ver qué es arriba y abajo” y le pregunta “¿qué luz debo seguir?”. Su hermano le responde: “Debes aprender a discernirlas tú misma”.

Se alude al discernimiento entre el bien y el mal, simbolizados en la luz y la oscuridad, comparando una piedra y un barco de papel en el agua: la piedra “mira hacia abajo”, a la oscuridad; que también intenta dominar el barco y atraerlo hacia el fondo, pero este tiene un secreto: “su mirada no se dirige hacia abajo, sino hacia arriba, en la luz que lo guía susurrando metas más altas que las que la oscuridad llegó a conocer”

En otro momento, se señala que “nadie se sale del camino y nunca camina solo”, así como que “el mal no descansa, espera”. Incluso se ve cómo un grupo de elfos recibe como premio su entrada en el Reino Bendecido (algo que se puede asemejar a la vida eterna de los católicos), entre ellos, Galadriel, aunque en el último momento huye y retoma su lucha en busca del asesino de su hermano. Y también se alude a cómo desde el mal, Morgoth, Sauron y los orcos juegan a ser dios, al jugar con los poderes; pero también los elfos, que planean una alianza con los enanos, para “concebir algo con auténtico poder”. Además, también se alude al Amor, destacando que “donde hay amor no existe la oscuridad”.

Estaremos atentos al tercer episodio, pues es muy probable que haya muchos más tintes progres.