Lo cuenta también Friday Fax y conviene leerlo en su totalidad, porque la mezcla de salvajada, imbecilidad, censura y majadería es de tal calibre que sólo con los pormenores se podrán creer lo que se están leyendo.

Pero si quieren un resumen decirles que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de cuya muerte no nos alegraremos pero sí de su pronta marcha al Cielo, ha llegado mucho más allá. Por decir que un congresista trans es lo que es, un hombre que se empeña en ser una mujer, un exdiputado y activista provida mexicano ha sido condenado a multa y a rectificar, rectificación obligatoria e interesada, y en breve, como ya permite la ley española por decir que la hierba es verde (artículo 510 del Código Penal) podría ser condenado por delito de odio, hasta cuatro años de prisión.

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Por otra parte, vean al angelito objeto del odio intenso del sentido común, criatura malherida por la cantidad de majaderos como el amigo Salma Luévano, antes probablemente Pedrito.

Si Lenin hubiera descubierto el marxismo de género ni hubiera pensado en la dictadura del proletariado, una cosa mucho más seria pero mucho menos eficaz para destruir la sociedad. 

Por cierto, el mexicano ha sido denunciado por un trans aprovechado, que es diputado gracias a negar su propia naturaleza... pero que gracias a esa negación... resulta que es diputado. Y naturalmente, el sustrato es cristófobo.

Al final, volvemos a la mejor definición del siglo actual: la blasfemia contra el Espíritu Santo, donde lo bueno se convierte en malo y lo malo en bueno. Los delitos de odio van más allá: convierten la verdad, y hasta la evidencia, en delito.