El desastre de la política exterior española lleva al presidente a plantearse lo que siempre se había negado a hacer: una remodelación ministerial en profundidad. Es el momento adecuado, porque se aprovecharía la anunciada marcha de Montilla. Mientras tanto, se pospone la posible candidatura del ministro de Justicia a la presidencia canaria. Otra candidata para sustituir a Moratinos es Trinidad Jiménez  y lo malo es que existen otros ministros quemados o con ganas de abandonar el barco, entre los primeros figura Carmen Calvo, y entre los segundos, Pedro Solbes.

La OPA de E. ON sobre Endesa ha dejado claro cuál es el peso del Gobierno Zapatero en Europa: nulo. La desautorización del canciller Miguel Ángel Moratinos ha batido todas las marcas por el conflicto entre Líbano e Israel y por el reciente periplo de la vicepresidenta primera del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, por tierras iberoamericanas. La guinda de la tarta la ha puesto Marruecos. En dos capítulos ha vuelto a demostrar que el régimen de Rabat se burla una y otra vez del Ejecutivo español. En primer lugar, por la rocambolesca historia del agente marroquí que según la prensa adicta de Mohamed VI, habría recibido la oferta de los servicios secretos españoles para promover una insurrección en el país magrebí. Una técnica digna de la inteligencia secreta andorrana pero que ha servido al rey Mohamed para continuar con su política de exigencias permanentes a España. Esa fue la razón por la que S.M. Juan Carlos I tuvo que viajar precipitadamente a Rabat para almorzar con Mohamed VI para afirmar la tradicional amistad hispano-marroquí.

La segunda bofetada ha llegado con el fallido viaje de la vicepresidenta primera, Mª Teresa Fernández de la Vega, a Rabat donde se entrevistó con el inoperante primer ministro marroquí Driss Jettu. En este viaje, otra desautorización más, Moratinos fue de mero comparsa. Aunque no sirvió de nada porque en plena avalancha de pateras y cayucos a Canarias, y con nuevas amenazas marroquíes de lanzar ilegales sobre las verjas de Ceuta y Melilla, Jettu siguió en sus trece. Lo máximo que sacó De la Vega es que Marruecos estudiaría la propuesta de repatriación de ilegales procedentes del África negra.

Por cierto, que España no pinta nada en Europa se ha dejado ver con la resolución final de la Unión Europea sobre la inmigración que entra en el continente por España. Al final la ayuda prometida se ha quedado en dos aviones y un barco, lo que no deja de tener algo de pitorreo.

Con este panorama, Zapatero se está replanteando aprovechar la salida de Montilla hacia Cataluña para realizar una remodelación amplia del Gobierno. Algo a lo que siempre ha temido mucho : para ZP, al igual que para su antecesor Felipe González, sólo hay dos clases de crisis de gobierno : las malas y las peores. Ahora bien, el desprestigio de la diplomacia española en el mundo es de tal calibre que urge un cambio de rumbo. La comunidad internacional nos conoce por la diplomacia filantrópica, no sólo por el buenismo que exhibe el propio Zapatero, sino porque más que negociar nuestros diplomáticos ofrecen ayudas a cambio de buen trato. Unas ayudas al exterior que, además, controla un trío tan preparado como éste: el propio Moratinos, la secretaría de estado, Leyre Pajín, y el responsable de Política Social del PSOE y máximo exponente del lobby gay, Pedro Zerolo.

Así que, si Fernández de la Vega no acepta ser ministra de Exteriores para no perder su condición de portavoz del Gobierno, lo que le otorga mucha popularidad, Zapatero está pensando en dos sustitutos: el titular de Justicia, Juan Fernando López Aguilar y la todavía responsable de Política internacional del PSOE, Trinidad Jiménez. Y mientras toma una decisión, el partido ha aparcado los nombramientos de Aguilar como candidato a la presidencia de la comunidad canaria y de Trinidad Jiménez como candidata socialista al ayuntamiento de Madrid.

Claro que la remodelación podría ser aún más amplia. Hay ministros quemados como es el caso de la titular de Cultura, Carmen Calvo, que ya estuvo a punto de salir por la salida de Bono o la titular de Vivienda, Mª Antonia Trujillo. Y hay otros como el vicepresidente económico, Pedro Solbes, que tienen razones para desear un abandono prematuro del cargo : por un lado problemas de salud, por otro la convicción de que 2007 supondrá una época de reflujo económico o de vacas flacas.