Si las ventas el nuevo Ibiza y la del Seat Tribu no funcionan, la multinacional alemana cerrará Martorell y lo convertirá en un centro de diseño -no más de 500 personas-. Irresponsable Montilla: la Generalitat no se cree las amenazas de Ferdinand Piëch. En el entretanto, la canciller Merkel ha tomado el ejemplo del sueldo del presidente de Porsche (60 millones de euros) para su nueva ley sobre los abusos retributivos de los ejecutivos. Que cunda el ejemplo   

Al final, no serán 8.000, de los 14.000 trabajadores con que cuenta la factoría de SEAT en Martorell, los afectados por el expediente de regulación de empleo que prepara la multinacional alemana Volkswagen. La cifra se ha rebajado a 5.000 pero con condiciones, y unas condiciones duras. Según VW la reducción del expediente, y sobre todo el posible cierre definitivo de la factoría barcelonesa dependerá de las ventas del nuevo Ibiza y del Seat Tribu, que para muchos no deja de parecerse demasiado al VW Tiguan. La multinacional alemana asegura que si las ventas no responden a las expectativas creadas, sencillamente cerrará Martorell y lo convertirá en un centro de diseño, que precisa, pongamos unas 500 personas.

Curiosamente, la Generalitat de don José Montilla no se ha tomado en serio la nueva amenaza germana. Creen que no tendrán la osadía de perpetrar el cierre, a pesar de que los  alemanes apenas han invertido en la marca SEAT. Por ello, no ha activado los mecanismos que alguien ha llamado "por si acaso", como, por ejemplo, impulsar un conglomerado de ex directivos de la firma, con capital español, quien se haga cargo de la continuidad de SEAT. Además, no olvidemos que el jefe de VW, Ferdinand Piëch, siempre ha querido cerrar SEAT.

Las amenazas alemanas llegan en un curioso momento. Quiérese decir que mientras Volkswagen buscan el cierre de Martorell en su país se ha abierto una polémica por los sueldos de los altos ejecutivos, verdadero escándalo para los germanos.

VW es propiedad del Estado de Baja Sajonia junto a la marca Porsche, propiedad de la familia Piëch. Su presidente Wendelin Wiedeking, familiar de Piëch, es el ejecutivo mejor pagado de Europa, pues sale por 60 millones de euros. Es su caso, justamente, el que ha aprovechado la canciller Ángela Merkel para promulgar una ley, hoy en preparación, que limite el salario de los máximos directivos de multinacionales, quizás porque crean alarma social y un profundo cabreo.

En España sería complicado. El escándalo es menor. No se sabe si porque los ejecutivos cobran menos o porque no hay manera de saber cuánto cobran los ejecutivos.

En cualquier caso, salir por 60 millones no es buen comienzo para exigir sacrificios laborales a la plantilla.