El mundo sufre de vértigo, porque los mercados financieros, culpables de la crisis, carecen de referencia, de subyacente. No estamos ayudando a Grecia ni a los griegos, sino a la deuda griega que no es lo mismo.  Ahora, los especuladores saben que todo Gobierno en apuros será ayudado y seguirán atacando

El espléndido artículo de Rubén Manso, que citábamos en nuestra edición del viernes, viene a decir dos cosas: que los principales culpables de la actual crisis son los bancos centrales, que deciden cuánto dinero debe ponerse en  circulación (es decir, lo más determinante y lo más difícil de evaluar) y que hay que reducir la exuberancia irracional de los mercados, la mayor burbuja especulativa que jamás ha conocido la historia. En otras palabras, Manso propone algo muy lógico: que los bancos sólo puedan prestar una cantidad de dinero similar a la que tienen en depósitos líquidos.

Pero hay más. Los bancos centrales han inundado los mercados de papel, creando una burbuja especulativa que necesariamente tenía que estallar. Los gobiernos, por ejemplo el griego, han utilizado este océano de liquidez para fomentar la especulación sino que, además, han repartido dinero entre sus ciudadanos para ganarse sus votos por vías demagógicas y ahora no pueden pagar su deuda.

Ojo, cuando se habla del plan de ayuda a Grecia -30.000 millones de euros, de los que España pondrá 3.600, rumbosos que somos- no piensen que estamos ayudando a Grecia ni a los griegos, sino a la deuda griega que es cosa distinta y distante. Estamos ayudando a que los irresponsables gobernantes griegos emitan más deuda y a los sinvergüenzas es decir, a los mercados financieros- que especulan contra esa deuda. En definitiva, estamos apoyando a los parásitos codiciosas.

Y peor: ahora los especuladores saben que si Portugal, Irlanda, Reino Unido o España se encuentran al borde de la ruina, el conjunto de la Unión Europea, es decir, el conjunto de los ciudadanos, acudirán en su ayuda, por lo que les resulta tremendamente rentable especular con los bonos de esos países en espera de la ayuda exterior. Ejemplo: hay bancos que están comprando deuda griega a precio de risa, sabedores de que subirá. Todo ello no sólo no ayuda sino que debilita la economía real, a las familias y empresas, y provoca desempleo.

Lo que está pasando ahora con Grecia es exactamente lo mismo que ocurrió con el salvamento de Wall Street entre 2007 y 2008: ahora los especuladores, los bancos de inversión, los de private equity, los de las titulizaciones, CDO, derivados, cambistas, gestores de fondos y de seguros saben que sus tropelías serán cubiertas por el conjunto de los ciudadanos. En otras palabras, la única solución a crisis como la griega consiste en sentar el precedente de no ayudar. Si quiebran, que quiebren, sean países o bancos, lo mismo que ocurre con las familias, los profesionales o las pymes. 

El presidente norteamericano, Barack Obama, por ejemplo, ha perdido toda fuerza moral para su reforma financiera. Paul Volcker le proporciona buenas ideas como la prohibir o gravar las actividades bancarias socialmente inútiles- pero lo cierto es que incurrió en el mismo error actual de Eurolandia con Atenas: salvar a los especuladores en igual de dejarla quebrar.    

El precitado Rubén Manso, uno de los grandes expertos mundial en contabilidad, ha establecido un espléndido diagnóstico en su artículo propone reducir la liquidez del sistema crediticio al indispensable para la economía real. En el fondo, lo que propone es terminar con la especulación financiera. Propone volver al patrón oro o a cualquier otra referencia que imponga que la creación de dinero tenga un referente, un subyacente, como dicen los especialistas, un punto en el que apoyarse.

Richard Nixon dio carpetazo al patrón oro y con ello desencadenó una burbuja especulativa de carácter descomunal, como nunca ha conocido la historia del género humano. Es hora de volver al patrón oro o a cualquier otro patrón; es hora de tener una referencia que detenga el modelo económico que hemos creado, el de la economía financiera virtual.

Y, al mismo tiempo, desacralizar los mercados financieros. Si Grecia tiene que quebrar, que quiebre. Si cualquier banco tiene que quebrar, que quiebre. El crimen sin castigo, está condenado  a repetirse. Y por todo ello, nos hemos instalado en la crisis permanente. 

Al final, todo se resume en ese brillante número cómico pergeñado en TV por dos showman británicos y seguramente, por un gran guionista, que tantas veces hemos aconsejado en Hispanidad, y que resume, mejor que cualquier manual o clase magistral, lo que está sucediendo en ese tan simplón como complicado mundo de los mercados financieros, de las bolsas internacionales. Especialmente brillante el número si consideramos que fue realizado apenas unos meses después de comenzada la crisis (agosto de 2007) cundo un tal Zapatero, en campaña electoral mentía como un bellaco, o como un ignorante, negando la existencia de crisis alguna.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com