Sr. Director:

Lo del DNI en las Comisarías clama al cielo. Las colas de Hacienda, cuando la renta, no son nada comparadas con las de DNI. Evitar las colas y prescindir del turno de espera resulta imposible. Siempre pasó, ocurre y sucederá. Pero esta situación debe producirse sin que suponga abuso y excesivo perjuicio para el usuario. Por ejemplo, en la ciudad de Elche resulta injusto, denigrante y tercermundista que ciertos días tras abrir al público -sobre las 9 de la mañana- a eso de las diez ya no queden números. Números que en un papel escrito a mano se entregan a las ocho a los sufridos usuarios aburridos y cansados de estar de pie -algunos se sientan en el suelo y escalones- están desde las siete de la mañana ¡haciendo cola! De ello se deduce, que un usuario debe darse un madrugón considerable, levantarse a las cinco de la madrugada si desea ser atendido de los primeros. Para colmo, desde la apertura del reparto de los números al inicio del servicio de atención al público, hay una hora cuanto menos.

Hay que madrugar para ser atendido lo antes posible, pero dentro de una lógica y de un límite. El madrugón tan tempranero de muchos usuarios es abusivo, humillante y propio de un país subdesarrollado. A la incomodidad por carencia de asientos en el lugar de tan larga espera (ni un solo banco a la entrada, urgen unos asientos como los de la parada del bus tan necesarios para personas mayores o enfermos), sumamos la precariedad de medios y la ausencia de ciertas infraestructuras externas para hacer más llevadera la estancia de los usuarios (máquinas expendedoras de bebidas como en Urgencias del Hospital). Completo test de un servicio a remodelar, mejorar y dotar con urgencia. El crecimiento al que avanza la sociedad ilicitana así lo reclama.

Igual que necesitamos una Ciudad de la Justicia (ya está bien de disputas entre administraciones y partidos) urge una nueva Comisaría. O ampliar la existente. O segregar el servicio de DNI-pasaporte ubicándolo en dependencias propias. Eso si, doblar el personal. Dos funcionarios son insuficientes. Quien a las 8' 15 de la mañana recibe el número 115 es atendido sobre la 1 del mediodía. O se consume esperando o vuelve a la hora más o menos calculada so pena de perder el turno. Si dos funcionarios atienden en una hora entre 15 y 25 personas, colocando dos más, la ratio de atendidos se dobla (entre 30 y 50) y se reduce a la mitad la espera de tantas horas entre el reparto de los números (8 de la mañana) y el último usuario portador de turno superior incluso al 200 (batimos récord). No habría madrugones abusivos ni de noche ni saliendo el sol y no se agotarían temprano los números a poco de iniciarse el reparto. Interior no le mete mano ya al tema porque el DNI y el Pasaporte son cosas esporádicas, una vez cada diez años, no como el IVA y la Renta que son trimestrales, lo que convierte este servicio en la cenicienta o hermanita pobre de la Administración. ¡Menos mal, porque si fuera algo común y continuo, reventaría la Comisaría! Si siendo esporádico se halla masificado, si fuese cotidiano estaría en situación grave e insostenible. Con más razón para prevenir y evitarlo.

A la Comisaría a este paso solo le falta como en los toros, colgar el cartel de No hay localidades. Mientras, sin tener culpa los funcionarios, los usuarios nos sentimos encajonados allí, como los toros en el chiquero. A ver si de una vez por todas el Ministerio del Interior le pone el cascabel al gato porque la situación se desborda. No seria agradable trasnochar sin dormir guardando cola porque el servicio se satura, se colapsa, se queda insuficiente y las autoridades competentes o responsables no actúan. ¿O a la próxima habrá que llevarse bocadillo, lata y saco de dormir?

Ya se ve que la cola trae cola. Así que, madrugando, que es gerundio.

Josep Esteve Rico Sogorb

ricosogorb@cjav.org