Según la encuesta elaborada por el Instituto Noxa para el PSOE, las elecciones las decidirán 50.000 votos. El Sur y el corredor del Henares, culpables. El PSOE podría entrar por la puerta grande en Endesa y controlar Realia y Banco Mapfre. Gallardón aspira a la secretaría general del PP y a presentarse como nº 2 por Madrid al Congreso. Aznar trata de reorganizar el partido mientras que Rato niega su voluntad de regresar.

La cosa está pendiente de 50.000 votos que bailan. Pero 50.000 votos para una comunidad de 6 millones de almas, son muy pocos. Conclusión: el PSOE puede ganar la Comunidad de Madrid. Con el apoyo de IU, se entiende. No conviene olvidar que el PP perdió las primeras elecciones autonómicas por un sólo voto y que tras el tamayazo las ganó por un solo escaño.

La cuestión está apurada. Y la encuesta  elaborada por el Instituto Noxa para el PSOE así lo revela. Así que es de suponer que el PSOE echará el resto. Es verdad que Noxa está presidido por Julián Santamaría, un hombre proveniente del felipismo, que fue embajador en Washington y mantiene estrechos lazos con el socialismo. Pero también es verdad que fue la encuesta anterior al 14-M que más se acercó al resultado final: le daba tan sólo 2 puntos de ventaja al PP respecto al PSOE.

De confirmarse el triunfo socialista en la Comunidad de Madrid se desencadenaría una verdadera batalla al interno del PP. Porque Madrid es el gran feudo de los populares, el que ha recolocado a gran parte de los miembros del gobierno Aznar que no pudieron encontrar acomodo en Bruselas. Aznar está muy preocupado. Observa cómo el partido que él refundó se le va de las manos. Y está empeñado en reorganizarlo.

No es verdad que se plantee su regreso, como se ha dicho. Volver sería tanto como echar por tierra todo su caudal político : el generado por la confianza en la palabra dada. Además, Chemari tiene otros objetivos personales y vitales. Aznar se encuentra ya en la cosa internacional, cultivando sus relaciones con la administración Bush y desde la atalaya del consejo de Estado.

Tampoco Rato se moverá un milímetro. Como ya hemos informado, asegura a sus íntimos sentirse muy a gusto en su puesto de Washington como director gerente del FMI y no piensa arremangarse para poner orden en un partido que da la impresión de ir a la deriva. No mantiene buenas relaciones con Aznar, porque fue su dedazo el que le dejó fuera de una sucesión, que en todo caso, le habría llevado a la oposición. Y como es lógico, tampoco mantiene buenas relaciones con el elegido del cuaderno azul, porque piensa que a don Mariano no se le escapan los toros, sino los elefantes. En definitiva: Erre que erre no se plantea volver a la arena política. Al menos, no de momento.

Por eso su equipo también permanece agazapado. O están en la empresa privada ganando dinero o se encuentran en el glorioso exilio de Bruselas disfrutando de las buenas remuneraciones libres de impuestos. Hemos hecho lo que hemos hecho y ahora hay otros equipos, afirman. O dicho de otro modo : que cada palo aguante su vela.

Eso sí, de confirmarse el triunfo socialista en Madrid, se produciría una verdadera revolución interna. Y puede que los populares no le perdonaran a Rajoy semejante derrota. No podemos ir de fracaso en fracaso. La derecha fraticida, ya saben.

Desde el punto de vista económico, el cambio político tendría una enorme trascendencia, porque el PSOE entraría por la puerta grande en la gran empresa española en donde ahora tiene las puertas cerradas. El 10% de Caja Madrid en Endesa le permitiría al gobierno socialista tener una voz destacada ante el irreductible Pizarro. Además, dispondrían de dos joyitas de la corona madrileña: la inmobiliaria Realia al 50% con FCC y el Banco Mapfre, otra joint venture con la aseguradora que le permitió a la caja madrileña gozar de un plumazo de la inmensa red comercial de la aseguradora  Eso, por no mencionar un presupuesto generoso y el gobierno de una de las comunidades autónomas más dinámicas de España.

En cuanto al Ayuntamiento de Madrid, el plan de Gallardón es el siguiente: revalidar su título de alcalde capitalino y presentarse como nº 2 en las elecciones de Madrid dándole el pase a Ana Botella. Tras la previsible crisis de Espe, Gallardón aprovechará el río revuelto para hacerse con la secretaría general del partido y dar un golpe de timón. Por supuesto, su gran enemigo es la actual presidenta de la comunidad de Madrid, de manera que se da la paradoja de que Zapatero busca el fracaso de Montilla y Gallardón el de Espe.