• Los descubrimientos en México representan una buena noticia para la petrolera, pero no basta.
  • Y comprar empresas se está poniendo difícil.
  • De hecho, una tendencia peligrosa: bajan los ingresos por exploración, suben en refino y distribución.
  • El resultado neto, sin extraordinarios, también asciende.
  • Y el mercado ha valorado esos resultados.
  • La petrolera tiene liquidez, pero no tanta como presume en sus cuentas.

A veces, en los negocios, de situaciones amargas pueden extraerse momentos dulces. Esto es lo que parece haber ocurrido en Repsol que hoy jueves ha presentado los resultados correspondientes al tercer trimestre del año. La compañía presidida por Antonio Brufau (en la imagen) nos ha brindado esta mañana unas cifras a primera vista sorprendentes, no ya por el resultado neto de 1.646 millones de euros, que supone un 28% más que durante el mismo periodo de 2013, y que se sitúa en línea con el registrado en los últimos cinco, sino por la cifra, que anuncia en negrita, de su nivel de liquidez: nada menos que 10.448 millones de euros.

Sres. de Repsol, por favor, vale que su generación de caja les haya permitido el pago de la totalidad de los 2.549 millones de euros de desembolsos por inversiones, que hayan reducido la deuda neta del grupo desde los 5.358 a 1.988 millones de euros, con una ayuda de 4.524 millones provenientes de la monetización de los bonos recibidos de Argentina como compensación de la expropiación de YPF..., pero en esa cifra de liquidez están incluidas las líneas de crédito comprometidas, y no dispuestas, de las que no nos dan  información y que, en el caso de disponerlas, se convertirán en más deuda para la compañía. Realmente, a la vista del balance, sólo vemos unos 1.000 millones de líquido, aun contando con los activos financieros a largo plazo. No hay tanta liquidez como dicen.

Hecha esta puntualización, a pesar de los problemas que la situación mundial está planteando, la situación política de algunas zonas donde se localiza la actividad extractiva de Repsol (en la mañana del jueves ha tenido que desalojar su plana en Libia por el ataque de milicianos, en un país sumido en el caos), junto con la bajada del precio del crudo y la ralentización del consumo mundial, los resultados han sido más que aceptables.

El descenso en el resultado de la actividad de extracción en un 32% se ha visto compensado con el aumento de un 45,43% en la actividad de refino/distribución (gracias a la eficiencia técnica de las inversiones realizadas, que han permitido aumentar el margen en el refino en un 20%),  y el de un 10,71% en el resultado de Gas Natural Fenosa (incluye las plusvalías de la venta del negocio de telecomunicaciones), por lo que el importe de la cifra de negocios ha llegado a los 35.969 millones, un 1,88% más que en 2013. El resultado neto, sin los resultados no recurrentes obtenidos de la venta de las acciones de YPF no expropiadas y la venta de TGP (Perú) ha ascendido a 1.337 millones, que es un 9,6% más que en 2013.

Las noticias sobre la buena marcha de Repsol se están centrando en el descubrimiento de petróleo de buena calidad en el Golfo de México en EEUU, el inicio en la nueva planta de Cartagena de la producción de bases lubricantes, conjuntamente con la firma coreana SK, y el controvertido inicio de las prospecciones en las costas Canarias.

En el aspecto societario, destacamos la venta de Pemex del 1,3%, que le restaba de su participación en Repsol, después de que en junio se deshiciese de otro 7,86%, por un total de 2.091 millones de euros. Así, la compañía mexicana pone fin a su intención, que mantenía su participación desde 1990, de controlar Repsol y que creó no pocas tensiones societarias, en especial después de su sindicación con la participación de Sacyr (Luis del Rivero) para conseguir este propósito.

Como ya he manifestado en otras ocasiones, parece que Repsol tiene basada su ruta dentro del negocio petrolero con una guía clara, ante las dificultades que el sector padece por ser sector estratégico, sobre todo por las inestabilidades político sociales de los principales emplazamientos de extracción de su materia prima, en anteponer una política más que agresiva en sus inversiones tecnológicas. Sólo de esta forma puede llegar a conseguir rentabilidades más elevadas que puedan compensar los potenciales riesgos, como los pasados con YPF en Argentina o las reducciones de producción, como actualmente en las explotaciones de Libia.

Eso sí, su prioridad sigue siendo la misma: aumentar su negocio de exploración. ¿Cuándo va a comprar algo so riesgo de ser comprada

Rodrigo de Silos

rodrigode@hispanidad.com