Resulta incluso difícil catalogar la reforma fiscal del Partido Popular que el pasado lunes explicara el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (en la imagen). Hay luces y sombras. Las sombras, las acumuladas por el subidón del IRPF el 1 de enero de 2012, primera decisión de un Gobierno que se dice liberal.

Ahora, Mariano Rajoy tenía que dar marcha atrás y, en efecto, lo ha hecho. Por tanto, las críticas del PSOE, y de la izquierda progre en general, no tienen sentido: esto no es una reforma para ricos. No señor. Es una bajada de impuestos, gradual -por eso hablo de desesperante lentitud- pero bajada a fin de cuentas.

Decir que sólo beneficia a los pudientes es actuar como actúa la izquierda: que me digan a qué me opongo. España ganará mucho el día en que políticos -y políticas- como Soraya Rodríguez o Elena Valenciano se jubilen. Su técnica consiste en repetir la misma cantinela independientemente de la realidad de los datos. Ya saben: el adversario lo hace todo mal y no hay posibilidad de consenso alguno.

Dicho esto: el IRPF baja, por lo que los salarios de las clases bajas y medias subirán… sólo que poco.

Bruselas está formada por un mariachi de pedantes sádicos con el sur de Europa, pero hay algo en lo que tenían razón: se debía haber subido el IVA y bajar los impuestos laborales. De otra forma, España seguirá siendo ese país singular por su tasa de paro que más que duplica la media europea. El segundo mayor problema económico de España es el paro (el primero lo mencionaré después).

Impuestos sobre el ahorro: ¿Por qué hay que bajarlo Es el impuesto de los rentistas, es decir, de los que sí pueden pagar sus impuestos. Además, no es impuesto sobre el ahorro, es impuesto sobre la inversión financiera. Esto es, no hablamos de particulares y familias, hablamos de especulación de los mercados.

Impuesto de Sociedades: como toda bajada fiscal, me gusta, pero resulta absurdo igualar la micropyme de la esquina con el Santander y el BBVA. Si hay un sistema progresivo en el IRPF y en IVA (aquí, algo menos), que son los dos grandes gravámenes, ¿por qué no en el impuesto sobre el beneficio empresarial No me basta con que a las grandes corporaciones les hayan quitado desgravaciones. Si son grandes, deben pagar un mayor porcentaje. No es por razones fiscales por lo que vamos a atraer inversión directa.

Pero lo peor, lo más falso de todo -así lo ha hecho Montoro- es la reforma fiscal del PP;  una reforma pro-familia. Venga ya. Ayer lo explicaba Hispanidad, que le preguntó directamente al titular de Hacienda por la ampliación de las ayudas a la familia, es decir, del salario maternal. Porque el principal problema económico, y político, de España, no es el paro, es la demografía. España se muere por consunción y con España se muere la economía española.  

Y resulta que Montoro ha ampliado, cuánto honor, los míseros 100 euros mensuales por hijo a las familias numerosas o con discapacitados a cargo. Pero hombre, si lo que tenía hacer usted son dos cosas:

1. Elevar los 100 euros hasta el salario mínimo para igualarlo a las prestaciones habituales en Europa (contando todas las prestaciones extra).

2. Nada de hasta los 3 años, sino hasta los 18 años, como en Europa.

3. No sólo para la mujer trabajadora sino para la que no tiene trabajo o ha decidido dedicarse a sus hijos, que lo necesitan aún más que las que tienen empleo.

Y si no, no me venga, señor Montoro, con que ha hecho usted una reforma fiscal pro-familia.

Eulogio López              

eulogio@hispanidad.com