Mientras la presión migratoria se convierte en Ceuta y Melilla en un problema de orden público, con las autoridades marroquíes arrojando a subsaharianos contra las dos plazas españolas en África, el Gobierno del rey Mohamed VI ha vuelto a alabar la política de Rodríguez Zapatero respecto a Marruecos, contraponiéndola con la estrategia de enfrentamiento de José Maria Aznar.