Sr. Director:
El Parlamento andaluz ha aprobado una ley, "la muerte digna"... ¿Quién no quiere una muerte digna? Yo sí.

 

Yo quiero, si llegase la ocasión, que me atendiera un médico en el momento en que se presentase el problema, no después de una lista de espera de 5 ó 6 meses que haga irreversible el problema.

Yo quiero, si llegase la ocasión, tener una atención hospitalaria digna, no en un pasillo, ni en una habitación atiborrada de familiares, ni míos ni del otro paciente con el que tienes que compartir la habitación. Familiares que suplen a las enfermeras y auxiliares, que no son suficientes para atender a los pacientes que tienen asignados.

Yo quiero, si llegase la ocasión, que el Estado me ayudase a mí o a mi familia a sobrellevar mi minusvalía.

Nada de esto, a pesar de haber oído en varias elecciones, que se iba a acabar con las listas de espera y que habría una habitación por paciente en la sanidad andaluza, o de la tan aplaudida ley de dependencia, que no ha servido para nada, por falta de dinero.  

Por lo tanto, me temo, que va de otra cosa. ¿Quizás el enfermo irreversible, degenerativo, Alzheimer, parapléjico, muy costosos para la sanidad, y para las 
familias, van a ser los candidatos a la muerte digna?

Si se ha probado el derecho a matar a los hijos no nacidos, ¿por qué no se va a aprobar matar a los enfermos con pocas posibilidades de salir adelante?

¿Nadie se plantea que los legisladores están para hacer más fácil la vida, no para acabar con ella?

Ángela Díaz Alonso