Sr. Director:
He leído la carta mencionada (¿Vale la pena casarse?), y me ha venido a la cabeza el comentario que también le hicieron a Jesús sobre el mismo tema:

 

Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse. La respuesta del Maestro fue la siguiente: No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido.

En la carta mencionada se indica que la formación de los dos cónyuges ha de ser similar para que el matrimonio pueda tener concordia, paz, armonía. Pienso que esto no es así. No es una regla general como categóricamente se indica.

Por mi parte, estoy casado, y vale la alegría casarse (aunque las penas también las hay, como todo en la vida).

Mi mujer es de otra nacionalidad, y tiene formación distinta a la mía.

Ignacio Martínez Iglesias