Rodrigo Rato llega a Caja Madrid para influir en finanzas y en política. Un animal político como él no es capaz de resistirse al foro, actividad que le gusta mucho más que reducir morosidad en Caja Madrid, un verdadero pestiño.

 

Por eso, en vísperas de su toma de posesión, el ex director del FMI nos explica que debería ser obligatoria una pensión privada que complemente la pública.

Nunca me han gustado los fondos de pensiones privados por su tendencia a crear más negocio para el intermediario que pensión para el jubilado. El sistema de reparto no deja de ser un seguro frente al modernísimo sistema de capitalización, que no es sino una probabilidad, IPC mediante.

En cualquier caso, me sorprende la iniciativa de don Rodrigo, sobre todo por el adjetivo: pensión obligatoria. Ni que decir tiene que eso reduciría aún más el salario neto, pero centrémonos en el carácter obligatoria. Si es privada ¿puede ser obligatoria? Sí, puede, aunque no deba.

Quiero decir que tendemos, con demasiada facilidad, a equiparar privatización con liberalización, empresa con intermediación y liberalismo con capitalismo. Lo liberal consiste en dos cosas:

1. Igualdad de oportunidades para grandes y pequeños.

2. Libertad para emprender cualquier forma de ganarse la vida.

3. Respeto a la propiedad privada.

Lo otro no es liberalismo, es repugnante capitalismo.

No, la pensión privada obligatoria resulta peligrosa. En tal caso, la introducción de fondos de pensiones empresariales -que de eso habla Rato- debe ser libre, no forzado.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com