Bien por el Papa Francisco (en la imagen) cuando se ha puesto a disposición de un muchacho que de niño sufrió abusos sexuales por parte de clérigos en Granada. Como aseguró Juan Pablo II, es un pecado demasiado grave como para quedar impune. Sólo se arregla con mano dura con estos traidores a la grey y recuperando la caridad y el rigor en los seminarios y en la vida del clero. Naturalmente, todos los medios progres, por ejemplo El País y El Mundo, han aprovechado para plantear la pederastia clerical como si fuera la regla, cuando de hecho es una excepción y que afecta a los curas muchos menos que a los laicos. De hecho, esos mismos progres son los que trivializan el sexo cada día, quienes jalean el proceso cuádruple: relativización del sexo, homosexualidad, pederastia e incesto... que no son muchos procesos paralelos, sino uno sólo: el proceso de la degeneración humana en etapas.

Incluso el inefable Juan Bedoya (se ruega no hacer rimas fáciles con su apellido) se ha atrevido a mentir asegurando que Juan Pablo II creía que colaborar con las autoridades civiles iba a hacer daño a la Iglesia. Hay que ser embustero, Bedoya. También me preocupa que, casualmente, la exclusiva de la noticia haya surgido de dos periodistas, ambos de origen clerical. Claro, porque no hay nada con más mala leche contra la Iglesia que un cura rebotado. Se trata de dos pícaros que se han convertido en los portavoces oficiosos de la Iglesia en España. ¡Qué miedo!

Pero vamos con el secuestro del Papa Francisco, es decir, de su mensaje. Resulta que esos mismos medios que se rebozan, exultantes, en el viscoso caso granadino, no dicen una palabra sobre otra manifestación, conocida el mismo día, de Francisco: los niños tienen derecho a crecer con un padre y una madre.

Porque si contaran esto destrozarían la propia caricatura que ellos han creado del Papa Francisco como un defensor de la homosexualidad, de siempre condenada por la Iglesia, por la historia y por el sentido común.

Eso es secuestrar al Papa: manipular su mensaje.

Hispanidad

redaccion@hispanidad.com