El problema no está en la llave, sino en la regulación y la supervisión

Igual que hiciera Zapatero, Obama se reúne con los ejecutivos de las 12 mayores entidades financieras del país. Significativa la cifra de 12, como las 12 tribus de Israel. El caso es que el presidente americano les pedirá que aflojen el grifo y que concedan más crédito a familias y empresas. Lo que pasa es que las entidades viven de dar crédito. Es su negocio. Ganan dinero con eso. Lo que argumentan es que no pueden dar crédito al carnicero malo, el que no les va a pagar porque les arrastraría su cuenta de resultados y quizás al propio sistema financiero.
Por supuesto, todo es discutible. Porque si en algo han fallado los bancos ha sido en la evaluación del crédito. Pero quien también ha fallado ha sido la supervisión, que no detectó la acumulación de riesgo sistémico o no fue capaz de atajarlo. Y sobre todo, la regulación, que permitió operaciones especulativas sin ningún tipo de garantías. Así que la patata caliente está más en la Casa Blanca y en las agencias regulatorias y supervisoras que en las entidades que funcionan solas cuando se trata de hacer negocio.