Los periodistas, congregados en una sala de prensa enana: el camarote de los hermanos Marx

 

Dicen los cínicos que la eficacia del Gobierno se mide en la capacidad de que los periodistas estén cómodos en la rueda de prensa. De ser cierta esta máxima, este Gobierno es extraordinariamente ineficaz. Jueves 20 de mayo a las 11,30 de la mañana. Presidencia convocaba a los periodistas para dar los detalles de la Mesa de la Función Pública. Como es lógico, la atención informativa era máxima tras el anuncio del recorte del sueldo de los funcionarios: 9 cámaras y cerca de 40 periodistas en una sala enana, casi, casi como el camarote de los hermanos Marx: periodistas en los suelos, apretados, pegados a las paredes, etc.

Cuando llega el responsable de servicios públicos de UGT, Julio Lacuerda, se sincera: Es un poco lo que nos ha pasado a todos: nos han engañado. No es la única anécdota. De pronto alguien se apoya en la pared y se apaga la luz. Los cámaras se enfadan y reclaman que se encienda. Cunde un pequeño caos. Ya empezamos con las reducciones, señala con humor Lacuerda.

Los sindicatos están indignados ante una reunión burla. Nos se les ha informado de nada y se les ha remitido a que escuchen la rueda de prensa por la radio. Tal cual. Los primeros ojipláticos, los sindicatos.

La rueda de prensa culmina con la anécdota más preocupante. Los asesores de la secretaria de Estado de la Función Pública, Consuelo Rumí, se la llevan literalmente ante las preguntas de los periodistas. Vaya manera de llevársela; la están secuestrando. Y es que efectivamente, la han secuestrado. Todo mejor que dejarse enredar por unas preguntas de los periodistas.

Andrés Velázquez

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