Desnudábamos en nuestra anterior edición al jetas de Peter de Greiff, el relator de Naciones Unidas, típico representante del Nuevo Orden Mundial (NOM), la moderna masonería internacional. Basta con mostrar quién está detrás de este buen señor para comprender por qué lo más importante para él es terminar con el Valle de los Caídos como santuario cristiano.

Pero el NOM no para. Su objetivo, como de la masonería en el pasado (y en el presente, claro, pero con otra cara) consiste en eliminar a la Iglesia Católica. Bueno, más que en eliminarla es conquistarla y refundarla. No lo conseguirá, por supuesto, porque Dios no pierde ninguna guerra, pero ponen mucho empeño en ello y pueden ganar batallas, porque el hombre, el otro elemento del Cuerpo Místico, sí las pierde.

Ahora toca resucitar la pederastia clerical. La ONU, especialista en defender la eliminación sistemática de niños a través del aborto, se erige ahora en defensora de los niños víctimas de la Santa Sede. Y así la Comisión desde ONU para los derechos de los niños. Y exige a la Iglesia que se autodestruya: es decir, que apoye el aborto, y de paso la anticoncepción. Si no apoya el aborto o la homosexualidad estará atentando contra los derechos de la infancia. ¡Hay que ser sinvergüenzas!

Pero la estrella del ataque del NOM contra la Iglesia nos retrotrae a la pederastia clerical. Miren ustedes, ya está bien: la pederastia clerical es horrible pero es mínima comparada con la pederastia no clerical.

Aún así, la ONU acusa la Iglesia de no haber intentado atajarla. ¡Hay que tener rostro pétreo! Juan Pablo II se revolvió contra este asunto con una vehemencia que no se le conoció en cualquier otra materia. Benedicto XVI dio un paso más y certificó la política -peligrosa, sin duda- de poner ante los tribunales civiles a los curas pedófilos. El Papa Francisco ha seguido la misma línea sin necesidad de reformar la normativa.

Es lógico, el NOM tiene que acelerar sus procesos cristófobos, dado que no se puede defender la homosexualidad y la pederastia: ambas están íntimamente relacionadas. De hecho, la pederastia es preferentemente homosexual, y sus bestialidades se concretan en la mayoría de los casos, en penetración anal. Es decir, homosexual.

Además, no se preocupen: el NOM es un experto de degradar moralmente a la humanidad para poder conquistarla. Eso significa que, en breve, el paradigma NOM tratará de legalizar, paso a paso, la pedofilia.

Lo mismo ocurrió con la homosexualidad: el sentido común ha asegurado a lo largo de toda la historia que la homosexualidad es una salvajada. A lo largo de toda la historia, la gente, de cualquier cultura o credo, ha tratado de ayudar al homosexual a salir de su infierno.

Ahora, hemos decidido que la homosexualidad es algo buenísimo, y entonces le decimos al niño: muchacho, elige tu sexo, algo parecido a decirle que elija si quiere ser rubio o moreno, rico o pobre, inteligente o ignorante, blanco o negro, alto o bajo. Son cosas que, como el sexo -y la propia vida-, nos viene dado.

Pero el informe del NOM, aplaudido en España con entusiasmo por todos los cristófobos, todavía más bilis que vomitar.  La ONU acusa a la Iglesia del robo de miles de recién nacidos para dárselos a otros padres. Hay que ser miserable para acusar a la Iglesia de ser una maquinaria del robo de niños, cuando la Iglesia ha sido la gran defensora de los niños abandonados. En un 99,9% de los casos, sacerdotes y religiosos buscaban padres para los niños abandonados por sus padres o, simplemente, carentes de ellos. Es verdad que, como en la pederastia, se han producido abusos. Algunos religiosos se creyeron con derecho a decidir qué padres ajenos a los biológicos deberían educar y criar un niño (como hacen hoy los jueces, dicho sea de paso). Y eso debe ser castigado, ciertamente. Pero acusar al médico de provocar la muerte... ¡tiene bemoles la copla!

En definitiva, la ONU, el instrumento favorito del Nuevo Orden Mundial, se quita la careta y pasa al terrorismo directo. Y sí es cierto que la ONU, con esta sarta de exageraciones y barbaridades, está animando a la violencia contra los cristianos al tiempo que promueve la degeneración de las nuevas generaciones. Que es de lo que se trata.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com