El Tripartito supondría la ruptura CiU-PSOE y el divorcio ZP-Mas, es decir, lo que más le conviene al PP. Por contra, la alianza PSC-CiU, que es la opción de La Moncloa, aislaría a Mariano Rajoy. Zapatero ofrece a Montilla cualquier salida digna por ejemplo, Europa- si acepta al socio-convergencia y permite que Antoni Castell sea el conseller en cap

El pulso es intenso, pero el ganador de las elecciones catalanas, CiU y su líder, Artur Mas, no son sino espectadores de la lucha. La batalla que se ha librado, y se libra, durante la madrugada y mañana del jueves, es entre dos combatientes que son, al mismo tiempo, correligionarios: el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario general del PSC, José Montilla. Como decíamos en nuestra edición especial sobre las elecciones catalanas, nunca como ahora, tras el fiasco en las urnas, Montilla es consciente de hasta qué punto ha sido engañado por Zapatero, empeñado en que venciese su adversario, el nacionalista Mas.

Así que el líder del PSC quiere rehacer el Tripartito al que en su día puso contra las cuerdas, cuando estaba presidido por Pasqual Maragall. Quiere ser presidente de la Generalitat, y unir, otra vez, a PSC con los independentistas de ERC con los comunistas-verdes, de IC. Eso supondría tres cosas: un cisma en el PSOE, convertir a Carod-Rovira en dueño de la situación, pues Mas se vería obligado a ofrecerle un gobierno de coalición CiU-ERC, que suman un escaño más (69) de la mayoría absoluta y, además, si finalmente consigue reeditar el Tripartito, obligaría a CiU a echarse en manos del Partido Popular, al menos en el resto de España. Mas no volvería a fiarse de Zapatero, con quien está dispuesto firmar una alianza por muchos lustros, alianza que comporta la entrada de CiU en el Gobierno de España y el consiguiente aislamiento del Partido Popular.

Desde Moncloa insisten en que no lo haga. Es más, se le ofrece a Montilla cualquier salida airosa que desee, incluida la vuelta al Gobierno o incluso Europa, donde no está muy bien visto por la Comisión. Además, sabedor de que Montilla no aceptará ser el conseller en cap de Artur Mas, desde Moncloa ofrecen al líder catalán el retiro dorado que prefiera: vuelta al Gobierno, leche y miel en Europa, etc. Zapatero lucha por algo muy simple: Mas presidente, Miguel Castells, actual consejero de economía y hombre moderado, bien visto en el tejido industrial catalán. Con ello, Zapatero conseguiría su sueñ cambiar de aliado en el Congreso de los Diputados, CiU por ERC, y, sobre todo, conseguir que CiU entre en el Gobierno de España. Así, aislaría definitivamente le Partido Popular y, además, solucionará el problema catalán (y ya, se supone, sólo le quedaría el problema vasco).
 
Por si no había quedado claro, en la mañana del jueves, la Comisión Ejecutiva de CiU consideraba que su objetivo primero era formar un gobierno de coalición "que tenga capacidad de interlocución con el Gobierno Central para desplegar el Estatut". No parece que esa interlocución la tenga un gobierno de CiU en minoría o un gobierno de coalición de nacionalistas moderados y nacionalistas radicales.

Además, si Montilla se emperra en el Tripartito, Mas se verá obligado a aliarse con el Partido Popular y a romper amarras con ZP, con quien hasta ahora se ha entendido a las mil maravillas.

Y si se alía con ERC, peor: el socialismo quedará laminado en Cataluña y el PP podrá decir a los españoles: a esto nos lleva la política de cesiones ante los nacionalistas del señor Zapatero. Más que nunca, la actualidad política española pasa ahora por Cataluña.