Los bancos españoles que han acudido a la segunda macrosubasta de crédito del BCE -jueves, 11 de diciembre- han solicitado en torno a 26.000 millones de euros, el máximo permitido. Casi nada. Se trata de grandes subastas de liquidez a un tipo de interés ridículo del 0,15%; o sea, de dinero muy barato. Esos millones se suman a los otros 16.000 millones solicitados en la macrosubasta de septiembre.

La idea de Draghi (en la imagen) es que vuelva a fluir el crédito, pero ese crédito, al menos en España, sólo fluye para las grandes empresas. Las pymes y las familias quedan al margen de ese 'sueño' por una razón sencilla: los bancos no se fían y no prestan dinero porque están más pendientes de los riesgos y de la morosidad (por encima del 13%).

Sólo hay una solución para que se cumplan los deseos de Draghi, pero no la plantea ni de broma: volver a los 'coeficientes de inversión'. En otras palabras, obligar a los bancos que acudan a esas subastas a que destinen obligatoriamente un porcentaje -el que sea- a créditos. Y si no, que les preste Rita 'la cantaora' al 0,15%.  

El BCE sigue erre que erre, en el océano de liquidez. Ya sólo le falta, como ha expresado alguien acertadamente, lanzar el dinero desde un helicóptero.

Hispanidad

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