Josep Borrell apuesta por la flexibilización del Pacto de Estabilidad europeo. En su opinión, "estuvo mal diseñado" y no se especificó si la estabilidad presupuestaria debía de ser entendida en términos de déficit fiscal o deuda, ni durante qué periodo. "Además, por qué no medir la estabilidad de los mercados financieros o del precio de la vivienda, o del empleo", criticó. El que no quiere leer, entiende otra cosa... Aunque su postura se parece más a la del "si no puedes con el enemigo, únete a él". La reciente carta publicada en el Financial Times por los ministros de Hacienda francés, alemán y británico deja clara su voluntad de saltar por encima del acuerdo firmado.

 

Pero la postura de Borrell va más allá del mero practicismo. En su opinión, sancionar a Alemania, con una inflación y deuda controlada y con serios problemas de estancamiento, resulta exagerado. Se alinea con los alemanes cuando critican el "dumping fiscal" de los países del Este y abogan por la armonización tributaria: "Si no, se producirá lo de la Gran Bretaña de Major que provocó mucha deslocalización hacia Escocia: quédense ustedes con los sindicatos que nosotros nos quedaremos con el empleo".

 

En su opinión, los países contribuyentes no quieren asistir a un proceso de deslocalización por dumping social, que les pidan fondos comunitarios financiados con más impuestos y que encima le recriminen no cumplir con los criterios de estabilidad. "La crítica española al incumplimiento del Plan de Estabilidad tenía una respuesta muy fácil: dejo de pagar la factura comunitaria que a usted le supone un 1,7% de su PIB y equilibro inmediatamente mis cuentas", ironizó Borrell.