• Según el Colegio de Registradores, el 77% de las compañías en concurso de acreedores no podrá pagar sus deudas en menos de 25 años.
  • Las modificaciones en la Ley Concursal pretenden evitar precisamente que la inmensa mayoría de ellas acabe en liquidación con la capitalización de deuda.
  • Ahora bien, a un banco no le gusta entrar en la gestión para salvar a una empresa, sino dar créditos.
  • Pero la ley también les beneficia: las entidades pueden liberar provisiones por los préstamos concedidos.
  • El 'drama' sigue concentrado en el sector de la construcción. Ahí están la mitad de los pasivos acumulados y el 25% de los empleos 'amenazados'.

Ojo al dato. El 77,2% de las empresas que estaban inmersas en concurso de acreedores en 2013 no podrían pagar toda su deuda en menos de 25 años aunque dedicaran todos sus recursos. El dato, publicado en el Anuario de la Estadística Concursal 2013 del Colegio de Registradores tiene dos lecturas interesantes.

Por un lado, refleja un lastre real e inquietante, que no es otro que el fuerte grado de apalacamiento que arrastran esas empresas en situación problemática. Y por otro, plantea un ejercicio imaginativo. Me refiero al papel de la banca en esos procesos, la luz de las modificaciones introducidas en la Ley Concursal, cuyo mentor ha sido el ministro Luis de Guindos (en la imagen). La idea de la norma es dar más facilidades a las empresas para evitar, como sucede ocurrir, que la inmensa mayoría de los procedimientos concursales acaben en liquidación (en 2013, en concreto, el 94% de los casos.

En otras palabras, las entidades financieras van a tener mucho más trabajo. Una de las fórmulas de la Ley Concursal es precisamente 'delegar' parte de la responsabilidad en ese proceso a los bancos para que sean más 'generosos' y ayuden a capitalizar la deuda y presionen menos como acreedores. ¿A cambio de qué No de nada precisamente, porque la ley también les beneficia, en la medida que permite a las entidades liberar provisiones por los préstamos concedidos. Pero supone también, no hay que olvidarlo, que los bancos entren en la gestión… y ya se sabe: a los banqueros no les gusta gestionar empresas, sino dar créditos. Y tienen un problema añadido: el no saber cuándo venderán sus participaciones para no perder o perder lo mínimo.

Más problemas. El Anuario de los Registradores pone de manifiesto también que el empeoramiento de las empresas es de tal calibre, que sólo un 5,86% de ellas estaba en condiciones de lograr un acuerdo en los términos de la Ley Concursal: un 50% de quita y cinco años de espera.

Las notas más destacadas, en fin, de la radiografía de las empresas en concurso de acreedores que dibuja el Colegio de Registradores es la siguiente. El promedio del pasivo es de 5,5 millones de euros, algo menos que los 6 de 2012, tienen una media de ocho empleados, y la mitad de ellas han entrado en concursos con una antigüedad de entre 5 y 15 años.

Por sectores, la inmensa mayoría de las empresas en esa situación procede de dos sectores: el de servicios (43,7%) y el de la construcción (41,5%), en el que se concentra prácticamente la mitad de los pasivos acumulados. Da una idea también del lastre que arrastra todavía el ladrillo el hecho de que uno de cada cuatro trabajadores afectados por situaciones concursales procede de ese sector.

Este es panorama y ya se sabe: Guindos quiere obligar a los bancos a mantener el 100 por 100 de una compañía si hay alguien que quiere comprarla. No es una mala idea, teniendo en cuenta que las empresas producen algo y que no venden sólo tiempo, como los bancos.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com