El feminismo del Gobierno Zapatero no puede soportar que los organizadores del Masters Series de Madrid hayan contratado a un grupo de chicas modelos (no de conducta, sino de eso que está usted pensando) para sustituir a los habituales chavales y chavalas que recogían las pelotas y se las entregaban a los tenistas. Consideran que no se puede utilizar a las mujeres como simples objetos de decoración y divertimento. Este es el argumento feminista, lo que quizás resulte una contradicción. Las feministas del ministro de Trabajo, Jesús Caldera, un hombre muy comprometido con la causa de la mujer, tiene toda la razón; en efecto, las modelos están para lo que están: son una percha y, al parecer, están muy contentas de serlo. Sin embargo, da la impresión de que el lobby feminista de Caldera siente cierta envidia de las recogepelotas de Hugo Boss, especialmente cuando afirma que sólo aceptaría la exhibición de las modelos si compartieran cancha y oficio con modelos masculinos. O sea, si al menos se exhibieran chicos recogepelotas con slip ajustados (lo de los slip es un añadido personal, no es del Ministerio).

Por el contrario, el diario El Mundo ha defendido la tesis contraria. Estamos con las recogepelotas. En primer lugar, el periódico de Pedro José Ramírez considera una cuestión fundamental que las modelos están ahí porque quieren libremente. Esto es importante. Esta misma justificación podría darse, por ejemplo, a los narcotraficantes, que hacen su tarea libremente, porque les da la gana y porque les gusta ganar dinero.

Tiene razón El Mundo cuando afirma que las tenistas visten de forma bastante más descarada que las recogepelotas de Hugo Boss, pero percibo un cierto machismo cuando nos explican que las pobres chicas llevan semanas entrenando para cumplir su función con garantías. Mira Pedro José, me parece fatal que la tomes con estas pobres chicas. Bien que sean modelos, bien que a quienes se dedican a esta profesión no se les presuma un coeficiente intelectual por encima de 150. Pero, hombre, ese ramalazo de machismo intolerante no es propio de un periódico progresista como el tuyo. Yo creo que para hacer de recogepelotas hasta a una top model le basta con un aprendizaje de unas horas. Es una función que no tiene más misterio que el mecanismo de un chupete.

La verdad es que tan peregrinos son los chicos de Caldera como de Pedro José. Aquellas quieren la igualdad de sexos en todo, incluso en la majadería. El feminismo acabará por pedir que nos suicidemos todos a un tiempo, con las mismas armas y sin privilegio alguno. Por su parte, el progresismo de derechas de Pedro José, un liberal de tomo y lomo, postula una mujer liberada sí, pero no estrecha. Una mujer que sea lo suficientemente libre como alegrar el ojillo del varón progresista (los otros no, que se fastidien), una mujer que practique, en suma, la libertad de enseñanza (cosa, asimismo, muy liberal). Porque, claro, el hecho en sí del exhibicionismo y todo lo que el exhibicionismo dice de la persona que se exhibe, no cuenta ni para unos ni para otros. Pedro José y las feministas se parecen más de lo que parece.

Eulogio López