Al final, la Ley Orgánica de educción (LOE) será publicada en el BOE tal y como quería el Gobierno socialista, a pesar del millón largo de personas que salieron a las calles de Madrid para protestar contra el texto del Gobierno Zapatero. Y la culpa de que el PSOE se saliera con la suya la tuvo el propio ambiente de los organizadores.

Lo que unía a todas esas personas, con la excepción de algunos de los mandamases presentes en la manifestación del 12 noviembre de 2005, por ejemplo del Partido Popular, no era otra cosa que la fe cristiana. Pero en lugar de ponerse una vez encarnado decidieron adoptar una tonalidad amarillenta, por lo que aludieron a cuestiones sin duda interesantes, tales como la disciplina escolar, la mejora de la calidad de la enseñanza y, desde luego, los conciertos económicos. Ahí sí que no sentían vergüenza alguna: los empresarios laicos de CECE y los empresarios religiosos de FERE, estaban allí presentes, como un solo hombre, para asegurar, en nombre de la libertad de enseñanza, la subvención educativa. Subvención a la que, dicho sea de paso, tienen todo el derecho del mundo, pero es no es la cuestión.

De hecho, el socialista Rubalcaba, ese genio maléfico, lo tuvo claro : modificó el proyecto de ley Sansegundo (un desastre de ministra), endureció el paso de curso y, naturalmente, que la izquierda vive tan pendiente del dinero como la derecha, aseguró mejores condiciones para sus funcionarios y para los profesores en general (sobre todo los públicos, claro). ¿No querían ustedes calidad de enseñanza? Pues ahí la tienen. Oiga, y no vamos acabar con el régimen de conciertos. Ya nos encargaremos en nuestras comunidades autónomas de ponérselo difícil, pero conste que no cambiamos de modelo. Eso sí, la asignatura de religión sigue como estaba previsto : no existe. A cambio, se crea Educación para la Ciudadanía, un adoctrinamiento dogmático en el ateísmo práctico más tristón, cuyos documentos previos, sobre los que se están elaborando los futuros libros de texto, pueden resumirse así: el Gobierno es Dios porque así lo han decidido los electores.

¿Cuáles han sido los errores? Pues, por de pronto, confundir a los empresarios con el Cristianismo, y les aseguro que no tienen nada que ver, entre otras cosas porque los verdaderos cristianos suelen ser pésimos empresarios. Al menos, lo tienen más difícil que otros emprendedores sin escrúpulos morales o sea, muy liberales-.

No es el concierto económico lo que asegura la libertad de enseñanza ni la formación cristiana. El concierto sólo asegura que los empresarios de la enseñanza van a poder seguir con su negocio gracias al Estado. Eso puede ser muy legítimo, pero no tiene por qué ser muy cristiano ni muy libre. La libertad de enseñanza no radica en los centros privados sino en los padres. Son los padres quienes deberían recibir del Estado el dinero para educar a sus hijos y elegir el censor que les venga en gana. Y eso, claro, se llama cheque escolar. Al cheque escolar le temen por igual la izquierda (con el cheque nadie iría a la escuela pública porque, por lo general, es un desastre) y los empresarios privados porque tendrían que contentar a los padres- no al inspector del Ministerio. El cheque sería quien arrebatara la careta a todo el artificio y los kilos de mentiras alrededor de la enseñanza.

Pero es que hay más. La lucha por la libertad d educación no consiste en logar que se eduque cristianamente a nuestros hijos en las escuela, consiste en que la escuela no destroce la educación cristiana que se imparte en el hogar, en la familia, donde se enseña a rezar a amar y a respetar (todo respeto, toda tolerancia, procede del amor).

No esperemos de la escuela lo que la escuela no puede dar. Basta con que el cole no adoctrine de forma dogmática en la Cristofobia. Esto es todo lo que puede conseguirse. A estas alturas, sólo los padres muy ingenuos o muy comodones, pueden creer que el colegio, religioso o no, pueda sustituirles como formadores de sus hijos. Fray Ejemplo sólo hay dos: el padre y la madre.

Eulogio López