No hay mayor ONG que la Iglesia católica. Entre otras cosas porque cuando las cámaras de TV abandonan un lugar sacudido por la tragedia, los únicos que se quedan son los misioneros y religiosas, que esos sí que comparten full time la vida con los desheredados por la fortuna. Y en el Primer Mundo ocurre lo mismo : mucho dinero para investigar con el SIDA, pero los únicos que tocan al psicótico en Madrid son las misioneras de la caridad, que no tomen cogerles la mano y limpiarles de pies a cabeza.

Sin embargo, miren por dónde es la Iglesia la que se lleva las críticas sobre las ingentes subvenciones que recibe del Estado, mientras las ONG son, para el Nuevo Orden Mundial, siempre filantrópico, humanitarismo en estado puro. La verdad es que a las ONG sólo les sobra una letra: la n. La Iglesia vive en buena parte en porcentaje muy difícil de medir ciertamente- de las limosnas de sus fieles, que no se circunscriben sólo al cepillo dominical. Las ONG, por contra, viven en un porcentaje fácil de calcular aunque no se calcule porque las ONG son mucho menos trasparentes que las empresas- del erario público, en forma de ayuda al desarrollo, colaboración autonómica y municipal y otras regalías.

Dejo a un lado a la cantidad de ONG, las más entusiastas del Foro de Portoalegre, especialistas en cobrar de organizaciones internacionales, preferentemente abortos, para aplicar a lo bestia la reingeniería social del NOM, en forma de aborto y esterilizaciones masivas.

Sin embargo, miren ustedes por dónde, resulta que las ONG y la progresía oenegera exige el mismo trato que la Iglesia Católica en el IRPF. Quieren que se pase de un 0,52 al 0,7%. A ver, muchacho, el archivo : a la Iglesia se le ha subido la asignación tributaria a cambio de anular la subvención directa que recibe del Estado. De esta forma, sólo contribuirán al sostenimiento de la Iglesia católica aquellos españoles que lo deseen. Con las ONG no ocurre lo mismo : el contribuyente marca la casilla Otros fines sociales y es el Estado quien reparte el dinero, cómo, cuánto y a quien le viene en gana.

Pero no sólo eso : las ONG exigen la subida del 0,52 al 0,7%... ¡pero sin que se retire las subvención! Es decir, que no quieren el café o el chocolate: quieren los dos. Así lo aconseja su superioridad moral sobre la Iglesia y su contribución a un desarrollo sostenible. O así, que dicen en Euskadi.

Dicho esto, es decir, declarada la enorme caradura de las ONG, hay que insistir en que, aunque tiene trampa (era el 0,8, no el 0,7, el que compensarán la subvención pública) mejor es que los españoles decidan libremente cuánto aman a la Iglesia cuánto a las ONG- que recibir nada del erario público a cambio de una canallesca campaña de descrédito.

Por lo demás, no sólo la Iglesia y las ONG deberían disfrutar de la asignación tributaria. Son otras muchas instituciones y capítulos políticos. No olvidemos que el 0,7% representa la única libertad fiscal de la que goza el ciudadano española para decidir dónde van sus impuestos. Debería ampliarse esa libertad.

Por lo demás el pasado IRPF y dejó ver cuáles son las intenciones del Gobierno : muchos contribuyentes españoles recibieron un formulario para su declaración donde ya estaba marcada la casilla del 0,5%: Otros fines sociales o directamente para el Estado. La casilla de la Iglesia, seguramente un error tipográfico, no aparecía marcada nunca. Hacienda, claro, lo hacía por facilitar las cosas.

Eulogio López