Ahora que se reanima el proyecto socialista de fusionar las seis cajas de ahorros andaluzas, un proyecto que podríamos calificar como financiero-imperialista, es el momento de recordar la maniobra de sabotaje elaborado por el consejero de economía de la Junta de Andalucía, el ex ministro socialista José Antonio Griñán.

Se trataba de forzar la dimisión de Miguel Ángel Castillejo, el presidente de Cajasur, que no se doblegaba al poder socialista andaluz. Así que el diario El País saca una información de primeros de mayo, precisamente cuando se producía el relevo de Castillejo) en el que se habla de que el Banco de España había abierto un expediente disciplinario a Cajasur por excesivos riesgos en operaciones inmobiliarias. La verdad es que no había expediente disciplinario alguno, sino una simple advertencia del emisor para que mejorara su cobertura de riesgo, algo habitual en la inspección. Pero el consejero Griñán dio verosimilitud al asunto, con grandeza de ánimo explicó que confiaba en que Cajasur superaría sus problemas.

Los conjuros contaban con el silencio del Banco de España, pero la entidad se rebeló y envió una rectificación al periódico. La rectificación, convenientemente manipulada (por lo que Cajasur debería querellarse contra El País, ganaría de calle) se convirtió, el 31 de mayo, en un Cajasur admite advertencias del Banco de España sobre su gestión.

En breve volverá a haber más noticias preocupantes sobre Cajasur, al menos si los curas se niegan a integrarse en la fusión que pretende Griñán para conseguir su supercaja, al servicio del PSOE andaluz. Entre otras cosas, porque la Iglesia local ha cometido el error de nombrar a un cura para sustituir a otro cura al frente de una entidad financiera. Pero eso no resta un ápice de la manipulación lamentable de los socialistas andaluces y El País.