Si no nos tuviera acostumbrado a su maliciosa superficialidad, uno diría que la vicepresidenta primera del Gobierno, doña Teresa Fernández de la Vega, se nos ha colocado en postura archiprogre radical.

Y nada menos que en Nueva York, en la sede la ONU, como corresponde a una miembra del Nuevo Orden Mundial (NOM), al menos en el grado que se lo permiten quienes verdaderamente detentan el poder.

La historia comienza el pasado viernes cuando el Gobierno une el Plan de Derechos Humanos a la Ley de Libertad religiosa. Curiosa ligazón, que traducido significa esto: la religión atenta contra los derechos humanos.

Personalmente, siempre he sospechado que si la mejor ley de prensa es la que no existe, la mejor ley de libertad religiosa es la que no se promulga. Más que nada para no vernos obligado a recordar a Chesterton: La libertad religiosa tendría que significar que todo el mundo fuese libre para hablar de religión. En la práctica significa que casi nadie se le permite mencionarla.

A lo que habría que añadir que el NOM no persigue a las religiones. Al poder las religiones le traen al pairo, como no sea su neo-credo del sincretismo universal. Lo que quieren es laminar a la Iglesia Católica. El NOM no es irreligioso ni anticlerical -tampoco es ateo, sencillamente porque no es bobo-: es cristófobo. Odia a Cristo y a su Cuerpo Místico, ni más ni menos.

Pero el aquelarre progre no podría quedarse ahí. La vice, seguida por su jefe de filas, el inefable ZP, considera que desde 1980, donde se fecha la anterior ley de libertad religiosa, las cosas han cambiado mucho. Es totalmente cierto: Dios ya no es lo que era en 1980, en plena Transición. Y en cualquier caso, Asterix dixit, Eso de que los dioses se comporten como si fuesen amos tiene que acabarse.

También ha cambiado la moral, es más, ha cambiado el bien, la verdad y la belleza gracias, sobre todo, al buen hacer del PSOE en general y de ZP y De la Vega en particular, que han hecho Progresar dichos valores. Por ejemplo, el asesinato no es lo mismo en 1980 que hoy: antes matar al no nacido era un delito, ahora es un derecho reproductivo. O sea, que los derechos humanos son derechos dinámicos, como los valores y las potencias del hombre. Qué duda cabe de que en el siglo XXII, si dejamos hacer a pensadores progresistas como ZP o De la Vega, el hombre tendrá dos cabezas y la mujer, por lo menos, tres, aunque no por ello se convertirá en una hidra, no se vayan a creer.

La siguiente etapa tuvo lugar, como digo, el lunes, en la sede de Naciones Unidas. Allí se nos fue doña Teresa, cuya verdadera vocación es ser viajante-contratista al revés. Quiero decir que los viajantes venden, pero Doña Teresa, en sus periplos, no hace otra cosa que comprar. Y le sale barato, no se crean, porque compra con nuestro dinero.

Verbigracia, acaba de comprar un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, un puesto que, si ZP le despide, como todo parece indicar, le vendría muy bien a ella, justamente a ella, que está en la vanguardia mundial de los derechos humanos.

No me lo invento yo, sino que lo dice la aludida. En presencia del inefable momio Ban Ki-moon. Como ejemplo de la vanguardia española en materia de derechos humanos nuestra inenarrable segunda dama puso como ejemplos de buen hacer en la materia la ley de violencia de género y el homomonio. Es decir, la ley ultrafeminista que ha multiplicado la violencia entre sexos y la toma por el ano el evada a la categoría del matrimonio.   

Eulogio López

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