Es bastante mentirosa pero a cambio tiene una mala uva que no veas. Hablo de la ministra de Sanidad del Gobierno Zapatero, Elena Salgado, a quien alguien ha tenido la feliz idea de convertirla en presidenta de la Organización Mundial de la Salud.

Como es sabido, la humanidad se enfrenta a muchos problemas sanitarios de la más diversa índole. Pues bien, ¿a que no saben cuál fue la referencia estrella del discurso de aceptación de la nueva presi? Acertaron: el aborto. Y como en el chiste, a favor: Hasta 100.000 muertes maternas por año podrían evitarse cada año si aquellas mujeres que no desean tener un hijo dispusieran de métodos contraceptivos eficaces.

Todo el imperio de la muerte (y el mercado de la muerte) es un conjunto de mentiras de grueso calibre. Ésta, también. Y lo es porque la ministra Pinocho se apunta a describir una realidad que antes que una gran mentira es una verdad al revés, una verdad invertida, y siempre según el dogma progresista de que Muerto el perro se acabó al rabia. Es decir, para terminar con el problema del tráfico prohibimos los automóviles. La ministra Pinocho no está diciendo que la OMS, que a eso se dedicaba en aquellos felices tiempos en los que se creía en los derechos humanos, debe dedicar más recursos a la atención a las mujeres durante el embarazo y el parto, y más ayudas públicas a la crianza y educación del niño. No, lo que está diciendo es que nos carguemos al niño. Lo que está promocionando no es a una clase médica preocupada por la vida, sino a las multinacionales farmacéuticas dedicadas a la contracepción y al aborto. Por lo demás, la ministra sabe (antaño lo decía hasta la OMS que ahora preside) que los contraceptivos que están en el mercado pueden ser, y son, abortivos: todos.

Porque claro, si nos acogemos al a verdad estadística, y encima le damos la vuelta, vamos a tener que llegar a muy preocupantes conclusiones. Por ejemplo, debemos llegar a la crueldad de que tampoco es para tanto : 100.000 mujeres muertas en el mundo frente a 80.000 abortos realizados sólo en España durante el mismo lapso de 12 meses.

La ministra Pinocho, digo, forma parte entusiasta del entramado de la muerte. Por ejemplo, cuando ya se había aprobado la mortífera norma de los embriones, Hispanidad se acercó a Salgado y le preguntó cuántos embriones humanos sobrantes estaban congelados en las clínicas de fecundación asistida:

- 50.000, fue la respuesta.

-Pero ministra comentó Hispanidad- si hablaban ustedes de 200.000 y hasta 300.000 embriones.

-No lo sé. Son estimaciones de dos clínicas, la Dexeus y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).

Es decir, en plena campaña propagandística para conseguir la ley destroza embriones, la exigencia de 300.000 embriones se planteaba como una presión insoportable, a la que había que darle salida. Igual que ocurriera antes de la aprobación del aborto con los 300.000 abortos clandestinos que se suponía se realizaban en España (otro embuste). En cuanto se consiguió el aborto se dejó de hablar de ello.

Pero hay más: ¿Qué Gobierno es ése que se fía de los dos principales mataderos de embriones existentes en España (la barcelonesa Dexeus y el Instituto Valenciano de Infertilidad) para saber cuántos embriones humanos congelados existen en el país? Es igual, las cifras ya no importan, porque el imperio de la muerte ya ha conseguido lo que quería, de la misma forma que las 100.000 muertes maternas por embarazos no deseados dejarán de importar cuando Naciones Unidas logre imponer la llamada salud reproductiva en todo el mundo : una mentira ayuda a triunfar.

La ministra Pinocho es una intelectual, o sea que sus mentiras no consisten en la prosaica definición decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar. No, sus mentiras son científicas y aluden a las últimas investigaciones. Así, por ejemplo, la ministra Pinocho explicó a Hispanidad que hasta el día 14 después de la concepción, no se puede hablar de que hay un ser humano, porque no hay unicidad. Esto de la unicidad es un término asimismo equívoco, es decir progre-mentiroso, muy parecido a otra estrella semántica: la elasticidad, o condición de la células embrionarias que no tendrían las células madre adultas. Nadie tiene claro qué puñetas es la elasticidad, pero sirve para epatar a las masas.

Y si la ministra Pinocho entiende por unicidad que no se sabe sí del embrión va a surgir uno o vario seres humanos, entonces habrá que recordarle que podría no estar cargándose a una persona, sino a dos. La verdad es que la vida comienza con la concepción, no porque lo diga la ciencia, (que también lo dice): lo dice el sentido común.

Mentiras, mentiras, mentiras en la presidencia de la OMS.

Eulogio López