Resulta sorprendente que la Comisaría europea antimonopolio no considere asunto suyo la OPA de Gas Natural sobre Endesa, y lo deje en manos de las autoridades españolas, cuando la compañía que preside Pizarro es la tercera de Italia y la segunda de Francia.

Si Bruselas se mantiene en esta actitud estamos, desde luego, ante la peor noticia que haya recibido Endesa hasta el momento. Porque los escenarios de la batalla son tres: el político está perdido (GN cuenta con el apoyo del Gobierno Zapatero y del Tripartito catalán), el regulador casi, dado que el ministerio de Industria controla la Comisión Nacional de Electricidad, especialmente desde el nombramiento de la socialista Maite Costa como presidenta. Queda el Tribunal de Defensa de la Competencia, pero a Gonzalo Solana le quedan dos telediarios.

El tercer frente es el económico. Ahí, ciertamente Endesa cuenta con una ventaja: la OPA rácana de GN. Ahora bien, la legislación favorece a quien toma la iniciativa. Por ejemplo, Caja Madrid podría lanzar una contraopa sobe Endesa, pero entones GN podría contraopar la contraopa. Y a partir de ahí, Caja Madrid debería quedarse quieta.