Sr. Director:

Obama ha cometido una grave irresponsabilidad política al admitir la invitación de la universidad islámica Al-Alzhar de El Cairo.

La irresponsabilidad es muy grave, pues, esta universidad islámica, no sólo no ha condenado los atentados terroristas suicidas, sino que los ha alentado.

Una parte de los atentados terroristas suicidas, que han tenido lugar contra americanos, llevan causados miles de muertos y han destrozado miles de familias de los Estados Unidos y de otros muchos países, sobre todo, musulmanes.

En España, aún, no sabemos quiénes han sido los autores intelectuales del sofisticado atentado terrorista, el mayor de España y Europa, del 11 de marzo 1994 y que causó cerca de 200 muertos, miles de heridos y de familias destrozadas en las 10 explosiones que tuvieron lugar, de forma casi simultánea y muy bien preparada, en cuatro trenes de cercanías de Madrid. Por su parte, la banda ilegal terrorista ETA-Batasuna sigue asesinando, atentando (¡qué vergüenza! la del Tribunal Constitucional con la legalización de Iniciativa Internacionalista después de su ilegalización por el Supremo) y apoya, tiene vínculos con el comunismo, neocomunismo y fundamentalismo más radical y terrorista (Irán jomeinista, Hizbulá, Hamas, Cuba, Venezuela, etc.).

Los países musulmanes son los más perjudicados por la guerra terrorista internacional y que cuenta con el apoyo de la delincuencia, el blanqueo, las mafias, los traficantes pequeños, medianos y grandes.

En estos países musulmanes se da una permanente manipulación de la opinión pública y la continua infiltración y persecución, dentro y fuera, de los principales críticos y oponentes. Se trata de regímenes profundamente antidemocráticos legitimados en base a mitos completamente falsos y que, además, se inventan chivos expiatorios y enemigos perfectos a los que culpar de todos sus males, desmanes y fracasos.

Estos regímenes musulmanes antidemocráticos, que manipulan la religión, la historia, la educación, la cultura y lo que se tercie incluidos los muertos, que fomentan permanentemente la envidia, el odio y el afán de venganza, que mantienen a la mayor parte de sus poblaciones en el atraso, el rencor, y que no dudan en utilizarlas como carne de cañón, violan muy gravemente los derechos humanos, democráticos y ciudadanos especialmente en el caso de la mujer y de determinadas minorías (homosexuales, negros, cristianos, etc.).

Buena parte de estos regímenes musulmanes antidemocráticos, que cuentan con grandes apoyos en Occidente y especialmente en los Estados Unidos, a pesar de las grandes riquezas que tienen y de las que se beneficia muy injustamente una pequeña minoría explotadora, acaparadora, malgastadora, malversadora y ultraostentosa con proyección y fuertes apoyos en el exterior incluido claro esta el mundo occidental, mantienen, como ellos han dicho, a sus poblaciones (especialmente a las mujeres y, a partir de estas, a las familias) en la ignorancia, la miseria, en una corrupción muy grave (donde las mafias, los traficantes ilegales interiores y exteriores se ponen las botas y en bastantes casos conectados con importantes poderes), y a las que sujetan y someten (a la población) por una permanente y brutal represión y por un implacable control teocrático, político-religioso-jurídico, educativo, infomediático, cultural, social, familiar, tribal y asistencial (a lo que se han apuntado grupos terroristas como Hamas, Hizbulá, etc.).

Todo ello, no hace más que aumentar la corrupción, fomentar las dobles y triples morales, generar un gran descontento social y potenciar el fundamentalismo más radical, el extremismo islámico más terrorista.

El tirano proterrorista Sadam Hussein (cuyo partido, el Baas o Baath, Partido Socialista del Renacimiento Árabe, fue miembro como observador de la Internacional Socialista), que utilizó, por medio del terrorismo de Estado, armas bioquímicas y de destrucción masiva contra los kurdos y chiítas iraníes, y contra su propia población, apoyaba activamente a los terroristas y premiaba con importantes cantidades de dinero y distinciones a sus familias y más, aún, a los que mataban americanos e ingleses.

Miguel Cancio

miguel.cancio@usc.es