Carlos Herrera, en Onda Cero, se refería, cómo no, al referéndum. La botella hoy, a gusto de todos los públicos. Hemos escuchado todo tipo de valoraciones ante el 49,4 % de participación, y el 73,9% que votó si. Del total del censo, su apoyo lo dieron al estatuto el 36%. Es perfectamente legal, pero hay reflexiones que hacer.

 

Ha sido extraño que en este proceso creciera la participación a medida que avanzara el recuento. Fue creciendo hasta rondar el 49,4%. Habría que preguntarse si la clase política ha quedado desautorizada, por la participación electoral. Cuando decíamos que era un proyecto hecho espaldas de los ciudadanos, por políticos profesionales, quizá ayer fue la confirmación. Los catalanes han demostrado estar muy lejos de las manías autistas de sus políticos. Anoche se dijeron muchas cosas: pero el dato es que uno de cada tres catalanes sólo ha apoyado el texto. Con estos datos Montenegro no era independiente, por ejemplo. Con lo cual, hay que preguntarse si esta reforma del estatuto era una necesidad para la sociedad catalana, si se reclamaba, si la nación catalana es un mito sólo para la clase política, y repartirse responsabilidades: si Maragall es el culpable, si el tripartito. Este estatuto es el de Rodríguez y Mas que con los cigarritos lo arreglaron en la Moncloa, es el de Rodríguez, que quiere construir de una manera concreta España y le ha salido lo que le ha salido. Las normas políticas con el 51% para ordenar la convivencia, acaban en fracaso, comentaba también Herrera.