Florentino Pérez dirigió, con esa humildad que le es tan propia, la primera rueda de prensa tras el final de la Liga: "Si lo que usted quiere preguntarme es si…". Naturalmente, Pérez aprovechó que se trataba de prensa deportiva, no económica, para evitar en lo posible cualquier alusión a la situación económica del Real Madrid, que, otra vez, empieza a ser preocupante, con una deuda creciente y un patrimonio menguante.

 

En cualquier caso, nadie le puede negar capacidad de reflejos. El desastre futbolístico de este año puede ser ahogado con el fichaje de José Antonio Camacho, uno de los patrimonios más queridos por el madridismo. Además, para acallar las críticas sobre la defensa endeble, Florentino ha dado un giro copernicano: ahora sí ficha defensas. En concreto, al argentino Walter Samuel, por 25 millones de euros. A este paso, no va a quedar sitio para Pavones.

 

Pero lo más peligroso es que Pérez, en la actual situación, continúa aumentando el capítulo de gastos del Real Madrid e incrementando la deuda. Periodificar el gasto del fichaje de Samuel para el próximo ejercicio no deja de ser una forma de falsear las cuentas reales del Club. Las deudas no desaparecen por demorarlas en el balance.