El pacto Merkel-Chirac es muy sencillo : las empresas alemanas y francesas -especialmente E.ON y EDF- deberían controlar el sector energético de los 25 países de la Unión, especializándose según fuentes de producción de energía: el gas para los germanos y la nuclear para los galos. Sólo hay una barrera que se opone a este objetivo : España, punto de entrada del gas argelino. Por pura coincidencia, el descarado intervencionismo del PSOE a favor de la oferta de Gas Natural y en contra de la de E.ON casa ahora con el interés nacional de España. E.ON es una gran empresa, sólo que muy endeudada y ahora acusada de prácticas corruptas por la propia prensa alemana.

La reciente cumbre europea sobre Energía ha puesto de manifiesto el secreto a voces del eje franco-alemán. El pacto entre Merkel y Chirac es muy sencillo : el liberalizado y casi privatizado sector energético alemán, unido al no liberalizado y estatal sector energético francés deben controlar Europa, absorbiendo al reto si acaso podría quedar un italiano, salido de los gigantes ENI y ENEL- y asegurar el suministro del continente. Francia, con su energía nuclear, y con el nuevo reactor nuclear de fisión que pretende le compre toda Europa (por ahora, sólo ha conseguido un contrato con Finlandia) y Alemania como gran suministradora del gas, uniendo en la misma mano las dos fuentes principales de abastecimiento mundiales: Rusia y Argelia.

Podría decirse que Ruhrgas, es decir, E.ON, es la llave del gas ruso en Europa, pero le falta el acceso sur. De ahí el empeño de los germanos, tanto de la empresa como del Gobierno de Berlín en hacerse con Endesa, llamada a ser, a pesar de su querencia al carbón, uno de los mayores consumidores de gas del actual gasoducto (vía Marruecos) y del futuro Medgaz, que unirá directamente Argelia con la península.

Por eso, cuando la canciller Ángela Merkel asegura que lo que hay que crear son campeones europeos, no nacionales, lo que oculta es: sí, campeones europeos pero con sede en Alemania. Y una vez que ese tren esté en marcha se permitiría a otros que se suban al mismo, aunque dejando claro que en condición de viajeros, no de maquinistas. Como respondiera el primer ejecutivo de E.ON, Wulf Bernotat a una pregunta de Hispanidad, E.ON estaría dispuesto a pactar con Gas Natural una vez que la operación (de toma de Endesa) se haya cerrado con éxito

Y así, por una extraña carambola del destino, lo que comenzó siendo un vergonzoso apoyo gubernamental a sus socios nacionalistas catalanes, es decir, el apoyo de la Moncloa a Gas Natural en su OPA hostil y rácana- sobre Endesa, un caso de descarado intervencionismo gubernamental, se ha convertido, por pura coincidencia, en un caso de interés nacional. En efecto, el pasado jueves Zapatero se vio obligado a defenderse del ataque conjunto franco-alemán. Los galos, con su habitual descaro, acusaron a los españoles de supeditar su política energética a la OPA de Gas Natural, siendo que es el país que ha detenido la creación del mercado energético europeo porque ni liberaliza ni privatiza. Por su parte, Berlín habla de postura obstruccionista de España, y vuelve a toda la Comisión Europea en su favor y contra Madrid.

Pues bien, el mapa empresarial europeo (ver informe gráfico de Hispanidad sobre las empresas eléctricas y de gas en Europa) aconseja al Gobierno español no ceder ante Europa, entre otras cuestiones porque sólo tres países, Reino Unido, España y Alemania (éste último sólo parcialmente) han privatizado su sector energético. Lo normal es lo contrario, o, al menos, como ocurre en Alemania, que a través de municipios (RWE) o de los gobiernos regionales (E.ON) así como a través de la presencia de otras multinacionales germanas y del reparto de las fuentes de aprovisionamientos en régimen de monopolio práctico (E.ON el gas y RWE el carbón), sea imposible opar a una empresa germana.

Mientras Europa sea deficitaria nadie se quiere arriesgar a ceder, no ya a otro país el control del suministro, sino incluso a un par de empresas privadas. Es mucho lo que está en juego.

Por otra parte, toda la estrategia de Merkel consiste en presentar a E.ON como el modelo de empresa, frente a la ineficiencia de la amenazada Endesa o del sector energético español en general. Una de las frases más repetidas por los directivos alemanes es que el tiempo de interrupción en Alemania es de poco más de 20 minutos, mientras que los cortes en España o Italia duran horas. En primer lugar es falso, pero, además, E.ON, sin duda una gran empresa hecha a golpe de orden gubernamental, es también una multinacional tremendamente endeudada y su grado de apalancamiento resultaría difícil de tolerar si comprara Endesa con créditos tal y como estaba previsto. En segundo lugar, la presentada como empresa modelo está acusada de corrupción por la propia prensa alemana. Así, el pasado mayo de 2005 un reportaje destapaba que la compañía E.ON Ruhrgas había invitado en repetidas ocasiones a políticos locales que también eran miembros del organigrama de compañías públicas de energía locales, así como a distintos directivos de estas compañías a los llamados viajes informativos. Los destinos de estos viajes fueron, entre otros: Barcelona, Brujas, San Petersburgo y Noruega así como un lujoso restaurante cercano a Colonia. La revista semanal Der Spiegel también informaba de que E.ON había comprado millas del programa de bonos de Lufthansa, por valor de 26.000 euros, y los había distribuido a distintos directivos de compañías de energía locales en la ciudad de Neuwied. Otros medios como Frankfurter Allgemeine, WDR, Financial Times Deutschland o Die Welt, también se hicieron eco de la información.