Sr. Director:

Que la vicepresidenta De la Vega diga que no es necesario modificar la Ley del Aborto es un claro síntoma de corrupción. Dar por aceptables las inyecciones salinas, aspiraciones y legrados que queman o desmiembran a los que no pueden defenderse ni expresarse, es del todo inhumano.

Al lado de esto, sería mucho mejor aprobar la esclavitud, felizmente superada. Al parecer los políticos –todos– están ciegos, sordos y mudos ante un grave problema que de mera humanidad.

Si no ven, oyen y hablan, es que son unos corruptos.

José María Pérez Pérez

perezjose21@gmail.com